A un año de permanecer en prisión, la ex secretaria de Desarrollo Social, Rosario “N”, escribió una carta en la que acusa que se encuentra encarcelada “porque me llamo Rosario Robles. También porque soy mujer”.
La carta fue difundida por la también ex titular de la Sedatu a través de Twitter, y en el tuit señala:
“Hoy cumplo un año de estar privada de mi libertad injustificadamente. La venganza de unos, la cobardía y el silencio cómplice de otros, y una procuración de justicia selectiva me tienen aquí. Carta desde Santa Martha. #JusticiaSíVenganzaNo.”.
Hoy cumplo un año de estar privada de mi libertad injustificadamente. La venganza de unos, la cobardía y el silencio cómplice de otros, y una procuración de justicia selectiva me tienen aquí. Carta desde Santa Martha. #JusticiaSíVeganzaNo pic.twitter.com/ktOgMJdh72
— Rosario Robles (@Rosario_Robles_) August 13, 2020
Rosario “N”, quien se encuentra vinculada a proceso por el delito de ejercicio indebido del servicio público, indica en su texto que se le acusa “de una omisión (que no de corrupción) que no merece prisión, se han violado mis derechos al debido proceso y a la presunción de inocencia”.
La ex funcionaria en el gobierno de Enrique Peña Nieto, dice que “a quienes se les ha acusado de delitos más graves se les respetan sus derechos, y a los delincuentes del crimen organizado se les ha dejado flagrantemente en libertad”.
Agrega en la misiva que la quieren borrar por abrir espacios y pelear por los derechos de las mujeres.
“Quieren borrar una vida entera de lucha por mejorar nuestro país, y por abrir espacios y pelear por los derechos de las mujeres. Quieren borrar mi historia, anularme, silenciarme. No es la primera vez. A mujeres que se han atrevido a subvertir el orden patriarcal se les ha condenado; se les ha mandado a la hoguera o a la guillotina, se les ha obligado a vestirse de hombres para ser reconocidas o confinadas a un convento. Miles han sido asesinadas por su pareja; a otras nos mandan a la cárcel para excluirnos, borrarnos”.
Rosario “N” apunta que, aunque a veces se siente desolada, piensa en que lo de su caso no es nada “frente al duro hecho de que más de 55 mil familias mexicanas están de luto y abandonadas en su dolor, que muchos tienen hambre, que cientos de miles se han quedado sin trabajo y que muchas madres tendrán que optar entre trabajar para darle de comer a sus hijos o quedarse en casa para hacerle de maestras o cuidadoras porque el Estado ha delegado en ellas lo que es su responsabilidad”.