El Día Mundial del Corazón pone su acento este año en la creación de entornos saludables, como estrategia necesaria para reducir los factores de riesgo asociados a las enfermedades cardiovasculares. Estas constituyen la primera causa de muerte en el mundo y en la mayoría de los países de la Región de las Américas, donde causan 1.6 millones de muertes al año, el 30% de ellas prematuras en personas de 30 a 69 años.
Una gran proporción de estas muertes podría evitarse con una alimentación saludable que reduzca el consumo de sal, con ejercicio físico y evitando el consumo de tabaco. Promover y facilitar estos estilos de vida saludable requiere la existencia condiciones que faciliten el acceso a alimentos frescos y naturales, entornos seguros para la actividad física y donde se promueva una vida libre de humo de tabaco.
La Organización Panamericana de la Salud reconoce la importancia de trabajar impulsando políticas efectivas para reducir la ingesta de sal, fomentar la actividad física y continuar avanzando en la prevención y control del tabaquismo.
Estas son algunas de las medidas que promueve el Plan de Acción regional para la prevención y control de las enfermedades no transmisibles. Reducir la mortalidad por enfermedades cardiovasculares resulta imprescindible para lograr reducir en un 25% la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles para el año 2025, según el compromiso adquirido en el Plan Mundial de Prevención y Control de Enfermedades No Transmisibles.
Como parte de este esfuerzo, la OPS/OMS ha desarrollado un curso virtual para los profesionales de la salud para mejorar el control y prevención de la hipertensión desde la atención primaria y una aplicación para dispositivos móviles que ayuda a estimar el riesgo cardiovascular.