La tiroides hace que estemos constantemente en funcionamiento. Pero cuando el sistema se desequilibra, las consecuencias se sienten en todo el cuerpo.
Situada en la parte delantera del cuello, la tiroides es una glándula con forma de mariposa cuya función principal es regular el ritmo del metabolismo. “Se asemeja al acelerador de un coche”, explica la doctora Ashley Grossman, profesora de endocrinología en la Universidad de Oxford. “Hace que estemos constantemente en funcionamiento”.
Pero cuando el sistema se desequilibra, las consecuencias se sienten en todo el cuerpo. Por razones desconocidas, las mujeres son entre cinco y ocho veces más propensas que los hombres a padecer trastornos tiroideos.
La mayoría de los casos no se pueden prevenir; sin embargo, una vez que se identifican son tratables.
El más común de estos trastornos, el hipotiroidismo (de la raíz griega hipo, “debajo”), aparece cuando la tiroides no produce hormonas suficientes para lograr que el metabolismo funcione a un buen ritmo; por lo general, esto se debe a que el sistema inmunitario ataca la glándula.
Hacer estos ejercicios durante 60 segundos puede transformar tu cuerpo
Señales de alerta
Cansancio
Aumento de peso
Depresión
Estreñimiento.
También sensibilidad al frío o resequedad en la piel y el pelo
Como los síntomas suelen desarrollarse gradualmente, y pueden confundirse con síntomas propios de la edad, el hipotiroidismo tarda en diagnosticarse.
Si las pruebas de sangre indican que el problema es una tiroides poco activa, es posible tratarlo con medicamentos. Será necesario revisar tus niveles hormonales con regularidad, pero te sentirás mejor.
A veces, en vez de ir más lenta, la tiroides se acelera; normalmente esto es provocado por la enfermedad de Graves, un trastorno autoinmune.
Los síntomas pueden incluir:
Ansiedad
Cambios de humor
Ritmo cardiaco acelerado
Problemas para dormir
Aumento del apetito
Sensibilidad al calor
Pérdida de peso
Sensación de inflamación en el cuello debido al agrandamiento de la glándula. Una prueba sanguínea puede confirmar el diagnóstico.
El hipertiroidismo (de la raíz grie-ga hiper, “sobre”) se puede tratar con medicamentos o radiación para que la glándula reduzca su efecto o, en casos extremos, extirpándola y sometiéndose a un tratamiento de reemplazo hormonal.
Hay casos en los que una glándula tiroides atrofiada comienza a funcionar con normalidad por sí sola, sobre todo si el problema se debe a un medicamento o a un virus.
Pero los trastornos permanentes podrían convertirse en enfermedades coronarias.