Ucrania quiere inscribir las ruinas de Chernóbil como parte del patrimonio mundial de la Organización de Naciones Unidas (Unesco), con el objetivo de protegerlas del tiempo y atraer a los turistas.
En estos primeros días de diciembre, escasos copos de nieve recubren los edificios y los parques infantiles abandonados de la ciudad de Prípiat, en la zona de exclusión de Chernóbil, al noroeste de Ucrania.
“La zona de Chernóbil ya es una atracción célebre en todo el mundo”, indicó Maksym Polivko, de 38 años, un guía profesional, durante una visita al lugar con periodistas de la AFP.
“Por desgracia, este lugar no tiene estatus oficial”, continúa, esperando una ayuda para el “desarrollo de infraestructuras turísticas”.
Detrás de la idea de inscribir la zona de exclusión de Chernóbil en la Unesco se encuentra el nuevo ministro de Cultura, Oleksandre Tkachenko, en el puesto desde hace seis meses tras una larga carrera en la televisión.