*Albañiles, ingenieros y arquitectos han adoptado como suya la celebración del Día de la Santa Cruz.
Cada 3 de mayo la Iglesia celebra el Día de la Santa Cruz, fiesta que en la devoción popular han adoptado albañiles, ingenieros y arquitectos, y que este año, a causa de la crisis sanitaria por el COVID-19, algunos celebrarán sin tanta algarabía y de manera responsable en las construcciones donde trabajan, en medio de un convivio de sana distancia y colocando una cruz embellecida con flores y listones en lo más alto de las obras, entre banderas de papel picado y otros adornos.
Desde hace 500 años, la Santa Cruz comenzó a estar presente en todo México, sin faltar las capillas de muchos hospitales donde la gente acude a rezar por los enfermos y para que cese la epidemia que se ha extendido por el mundo, y en donde a través de este símbolo, Jesús se hace presente entre el sufrimiento de los hombres.
La epidemia –lo hemos dicho- no es un castigo de Dios, pero a través de la cruz que el mismo cargo hasta el Calvario donde fue crucificado, nos está pidiendo nuestras muestras de caridad, solidaridad, unión, esperanza, fortaleza, confianza, ciencia y valor, virtudes que necesita México y el mundo para salir delante de esta pandemia.
¿Por qué el 3 de mayo?
Las primeras cruces que se levantaron en lo que hoy es México fueron puestas por los primeros expedicionarios españoles que llegaron en 1517, 1518 y 1919 al mando de Francisco Hernández de Córdoba, Juan de Grijalva, y Hernán Cortes, quien finalmente mandó poner la primera cruz en la Ciudad de México justo hace 500 años.
La tradición de Celebrar a la Santa Cruz data de los primeros años de la Evangelización y fue impulsada inicialmente por Fray Pedro de Gante, quien llegó a Nueva España hacia 1523; luego la costumbre fue promovida por otras órdenes religiosas, como los 12 franciscanos que llegaron un año después. En tiempos prehispánicos, la cruz fue representada en estelas, pinturas y basamentos piramidales, pero su significado tenía relación con el maíz y en la cultura tolteca con Quetzalcóatl.
Se sabe por Eusebio de Cesarea, uno de los historiadores de los primeros años del cristianismo que el emperador Constantino, hijo de Santa Elena, tuvo una revelación antes de la batalla contra Majencio, en el año 311 cuando se disputaban el poder. En las vísperas de este enfrentamiento, Constantino vio una cruz luminosa en el cielo y oyó una voz que decía: “Con este signo vencerás”. Constantino mandó poner la cruz en la bandera de su ejército y la victoria fue suya.
Escritores muy antiguos como Rufino, Zozemeno, San Cristótomo y San Ambrosio narraron que Santa Elena luego fue a Jerusalén para buscar algunos vestigios de la pasión de Cristo y encontró algunos maderos en el Calvario un 3 de Mayo. Otras versiones suponen que en esta fecha comenzó a construirse la Basílica de la Santa Cruz en Roma, y por ello los albañiles celebran el día.
La historia refiere que Santa Elena encontró tres fragmentos de cruces, y para saber cuál era la verdadera, imploró la salud de varios enfermos, y a través de la sanación de ellos, pudo determinar en qué madero fue crucificado Cristo.
En esta basílica se encuentran algunos fragmentos de la Cruz de Cristo, así como el letrero que Pilato mandó poner encima de la cruz, y también existen otras reliquias de la cruz en varios templos del mundo, incluyendo la Catedral de México, donde hay tres relicarios que se conservan en la sacristía, en la Capilla de las Reliquias y en el coro.
FUENTE/DESDE LA FE