*La universidad más grande de América Latina enfrenta desde marzo un paro estudiantil en al menos 14 escuelas y facultades como protesta por las precarias condiciones laborales de los docentes.
La universidad más importante de América Latina se encamina al regreso a clases tras el confinamiento de la pandemia lastrando un paro completo o parcial en, al menos, 14 facultades y escuelas por los adeudos de hasta de seis meses de salario a cientos de ayudantes y profesores de asignatura. La pandemia desveló las precarias condiciones en la que laboral estos docentes en el centro universitario más relevante de México: bajos salarios, pagos incompletos o con retraso, sin prestaciones médicas y con limitados incentivos de productividad.
Con más de 360.000 alumnos y una plantilla de 44.000 profesores, la UNAM encara desde marzo pasado una crisis interna profundizada durante la pandemia. A finales de ese mes, más de 22 escuelas y facultades adscritas al centro universitario estallaron un paro estudiantil en señal de protesta por el impago de salarios, en algunos casos, desde el semestre pasado. Uno de los primeros centros educativos en suspender clases fue la Facultad de Ciencias donde se calcula que al menos 800 profesores de asignatura y ayudantes de docentes dejaron de recibir sus salarios. Efraín Vega, profesor de esta facultad por más de 17 años, aseguró que solo en ente centro un 80% de los docentes trabajan en condiciones precarias y con sueldos bajos en contraste con los profesores con base laboral. “Un profesor de asignatura de tiempo completo en la UNAM tiene un salario promedio de unos 10.000 pesos mensuales, en contraste de un profesor con base que tiene un salario base de unos 30.000 pesos por mes”, contrastó.
Tras el estallido del paro, las autoridades universitarias reconocieron el rezago de pagos en perjuicio de los profesores de asignatura, atribuyéndolo a complicaciones por la crisis sanitaria. A finales de abril, las autoridades universitarias informaron de que ya se habían emitido 1.350 cheques en pago único relacionados con el semestre en curso. “Están en proceso los pagos de algunos adeudos que seguimos revisando con precisión y que serán cubiertos en la próxima quincena”, comunicó la universidad por escrito. A la fecha la Universidad asegura que más del 98% de los pagos ya fueron cubiertos. Sin embargo, los docentes afectados advierten de que los adeudos han sido cubiertos solo parcialmente y de que aún existen decenas de profesores a los que no se les ha pagado, por lo que se ha mantenido la suspensión de actividades en un puñado de centros educativos.
El maestro Francisco Rivera tiene 11 años transitando las aulas y pasillos de la Facultad de Ciencias de la UNAM. Él es uno de los docentes que se ha visto afectado por el retraso de pagos y aseguró que los impagos durante la crisis sanitaria fue la gota que colmó el vaso de una situación precaria que llevan arrastrando por años. “En la pandemia se le cargó la mano al profesor, primero nos mandan a casa sin herramientas para trabajar, nos adaptamos, pero una adaptación para dar clases en línea no es barata, es algo que lleva un costo y la universidad se desentiende en muchos sentidos en actualizarnos, en darnos herramientas y el internet. A mí me queda un sabor muy amargo porque nos tratan como si fuéramos profesores de tercera o cuarta categoría cuando no debería de haber estas discriminaciones” señaló.
Además de la cobertura total de pagos y estímulos adeudados a los ayudantes de docentes y profesores de asignatura, los manifestantes exigen un incremento salarial de un 175%, que se amplíe el programa de promoción laboral, el reembolso de los gastos generados durante el teletrabajo y la garantía de que no padecerán represalias. Este pliego petitorio es respaldad por los profesores de las sedes externas que tienen convenio con la Escuela Nacional de Lenguas Lingüística y Traducción de la UNAM. “Cada trimestre hay más de una veintena de profesores quienes perciben sus pagos desde dos hasta con cinco meses de retraso. El trimestre de enero a abril fue particular porque de excusa pusieron el cambio del sistema que usan para procesar los pagos”, refirió la Asamblea de profesores afectados por escrito. Este cuerpo docente, integrador por unos 150 maestros, no pertenece a la plantilla universitaria como sí ocurre en otras escuelas y facultades. Desde hace años, estos profesores han solicitado que se les reconozca como parte del cuerpo docente de la UNAM.
A estas demandas se han sumado también algunas peticiones de los alumnos. Francisco Tiosol, estudiante de la licenciatura de Física en la Facultad de Ciencias, añadió que están abogando por la recalendarización del semestre y por prerrogativas para los estudiantes que han tenido dificultades durante la pandemia. “A muchos compañeros estudiantes sí se les ha dificultado el seguir un ritmo en las clases en línea, algunos han tenido que trabajar para cubrir los gastos en casa y eso ha obligado a que algunos den de baja algunas materias o que su rendimiento no sea el mismo”, mencionó.
El movimiento estudiantil y docente corre en paralelo con el proyecto de retorno a clases de la UNAM. Esta semana comenzó a trabajar el personal de limpieza y desinfección de los espacios y también iniciará el reingreso de los docentes a las instalaciones para acceder a sus oficinas, equipo de trabajo y laboratorios, a fin de continuar con sus clases a distancia. En todos los casos, los aforos no podrán exceder el 30%. La institución adelantó que la asistencia de la comunidad se podrá incrementar gradualmente una vez que el semáforo se encuentre en verde y hayan pasado al menos tres semanas de la vacunación del personal académico y administrativo.
A dos meses de iniciada la suspensión de actividades, los integrantes del movimiento señalan que lejos de llegar a una negociación con las autoridades universitarias han recibido amagos y descalificaciones. “Obviamente después de dos meses ya no tiene la misma fuerza que al principio, algunas escuelas algunas facultades han decidido entrar a paros escalonados o en otras modalidades de paro dadas las diferencias entre la comunidad universitaria”, reconoció la profesora Viridiana Pérez, de 31 años. Al igual que otros colegas, Pérez agregó que existe cierto temor a futuras represalias por la participación en este movimiento, por ejemplo, que no se les asignen grupos los siguientes semestres, que se les vaya aislando o excluyendo.
Los profesores en paro reconocen que serán los estudiantes quienes tengan la última palabra sobre el movimiento. Un alumno de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, quien ha pedido no citar su nombre por miedo a represalias, aseguró que durante estas semanas de paro han sido amedrentados con que perderán el semestre. Sin embargo indicó que seguirán en paro aunque la UNAM regrese a clases presenciales. “Lo que queremos es cambiar toda la estructura de pagos y contratos en toda la UNAM para mejorar las condiciones laborales y una mayor basificación [de los profesores]”, zanjó.
FUENTE/EL PAIS