El arzobispo debe disculparse

El arzobispo debe disculparse

Para el Papa Francisco, no existen madres solteras, existen madres, simple y llanamente, porque ser madre no es un estado civil.
Para quienes, dentro de la Iglesia católica han tratado de explicarse esta frase atribuida al Papa, la interpretación tiene que ver con acabar con los prejuicios que impiden valorar los esfuerzos y virtudes de la mujer que ha decidido seguir adelante con un embarazo aún sin el apoyo de quien debería ser su pareja.
Por eso, llaman la atención las frases prejuiciosas del Arzobispo de Xalapa, el mendocino Hipólito Reyes Larios, en su homilía de este domingo, Día del Padre, en que afirmó que la proliferación de mujeres que han decidido tener uno o varios hijos sin tener a su pareja se ha vuelto una ‘plaga’.
Contrario a la prudencia del Papa argentino, Reyes Larios ha planteado que este fenómeno, en cuyo origen está, entre otras cosas, la virulenta oposición de la Iglesia católica a la educación sexual desde la infancia y la adolescencia, a la prohibición del uso de métodos anticonceptivos y al aborto, amén de la falta de valores en la educación de los varones, constituye una “calamidad grande que aflige a un pueblo”, la “abundancia de algo nocivo” y a una circunstancia similar a la peste bubónica, que es como el diccionario de la Real Academia Española define al vocablo plaga.
La insensatez del representante católico raya en lo inverosímil, en un machismo ramplón y pendenciero, con un muestrario de prejuicios que se pueden esperar de un cura de pueblo pero no de un religioso que ha abrevado en la Academia Pontificia Alfonsiana de Roma.
Madres solteras: una plaga, una epidemia
El tono empleado por el líder religioso es despectivo: “México tiene un montón de mamás solteras y unas dicen ‘somos padre y madre’; pues en los hechos, sí, pero no pueden hacer el papel de padre. Y eso se hace una epidemia porque la que es hija de madre soltera, al rato no tiene otro modelo que ese, aunque sea inconscientemente”.
Nombrado primer obispo de la diócesis de Orizaba por el Papa Juan Pablo II y arzobispo de Xalapa por el Papa Benedicto XVI, a Reyes Larios le falta mucha lectura del discurso del actual prelado Francisco, quien ha buscado adecuar a la Iglesia católica a las circunstancias del siglo XXI, rompiendo esquemas medioevales que hoy nos receta don Hipólito.
Recordemos lo que Francisco ha dicho sobre este tema de las madres que han tenido que batallar a brazo partido para educar y mantener a sus hijos, por la ausencia de un varón irresponsable y no como una moda de los tiempo modernos como quiere hacer creer el oriundo de Ciudad Mendoza:
“Piense en una madre soltera que va a la iglesia o a la parroquia y le dice al secretario: ‘quiero bautizar a mi hijo, y el que le atiende le dice: ‘no, no se puede porque no se ha casado”.  Tengamos en cuenta que esta madre tuvo el valor para continuar con un embarazo, y con qué se encuentra, con una puerta cerrada (…) Jesús creó los siete sacramentos y con este tipo de actitud creamos un octavo: el sacramento de la aduana pastoral. Quien se acerca a la Iglesia debe encontrar puertas abiertas y no fiscales de la fe”.
Pues en un fiscal de la fe se ha convertido Hipólito Reyes Larios. Según él, una mujer no puede ser madre y padre al mismo tiempo. Para colmo, lo considera una moda femenina: “Antes, las mujeres que no tenían un papá para sus hijos era porque quedaban viudas o no lograban entenderse con su marido y decidían separarse, pero ahora las mujeres optan por ser madres pero sin casarse”.
Para peor, añadió que como la madre soltera debe trabajar, abandona a los hijos con una niñera, en la guardería o solo con la televisión. En ello, mantiene la máxima de que las mujeres solo deben estar para cuidar a los niños, porque con esta frase condena también a las mujeres casadas que son profesionistas o deben trabajar para obtener lo necesario para mantener a la familia.
La verdad es que una plaga como la peste bubónica son los curas pederastas, los curas que son padres de varios hijos pero que no pueden reconocerlos porque la Iglesia les prohíbe casarse, los prelados que encubren a quienes abusan de niños y mujeres amparados tras sus sotanas.
Las madres solteras merecen todo nuestro respeto, sobre todo de la Iglesia de la que son feligreses, y que Hipólito Reyes Larios hable en el púlpito como un líder religioso y no como un cura de horca y cuchillo. Y es que, mientras tanto, la comunidad católica languidece.
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