*Con una nueva ley, Rusia estableció que sólo pueda llamarse champaña las bebidas hechas en el país, lo que desató la furia en Francia.
El Gobierno francés apostó este martes por el diálogo en la “guerra de la champaña (o champán)” con Rusia, ante la indignación en el sector por la nueva ley de ese país sobre bebidas espumosas, y ante lo que se considera el robo de uno de los símbolos nacionales.
En el origen está una nueva ley rusa que reserva la palabra “champán”, en ruso “shampanskoe”, sólo para los productos hechos en el país, mientras que los productores franceses de la región de Champaña (noreste) deberán contentarse con colocar en la parte posterior de sus etiquetas la mención “vino espumoso”.
La reacción del Ejecutivo en Francia ha sido de firmeza prudente, frente a un sector profesional que ha respondido de forma más virulenta y ha suspendido los envíos a Rusia hasta que la situación se aclare.
El ministro de Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian, aseguró hoy en el pleno de la Asamblea Nacional que van a trabajar con Rusia, a nivel bilateral y de la Unión Europea, “para defender los intereses de nuestros productores y, sobre todo, de nuestras indicaciones geográficas”.
Le Drian confió en solucionar el conflicto a través del “diálogo”, pero advirtió de que París recurrirá a la Organización Mundial de Comercio (OMC) si lo considera necesario.
Antes, el titular de Agricultura, Julien Denormadie, había recalcado en unas declaraciones que “la posición de Francia es muy clara: la palabra champán viene de esa región francesa donde se produce y tiene una denominación de origen”.
“Hace mucho que estamos trabajando con los rusos en esta situación y seguiremos haciéndolo”, añadió.
“Esta ley es inaceptable porque ataca lo más valioso que tenemos, que es nuestro nombre y que desde hace tres siglos ha estado ligado al esfuerzo, la calidad y la excelencia”, comentó a EFE David Chatillon, director general de la Unión de Productores de Champán, que congrega a las principales empresas del sector.
Por su parte, el Comité Champagne, que agrupa a todos los sectores -como viticultores y bodegas- relacionados con la producción de la bebida, afirmó que está “escandalizado” por la legislación rusa.
Este organismo recuerda que el nombre champán “está protegido en más de 120 países”, y deplora que la legislación rusa “no asegura a los consumidores rusos una información clara y transparente sobre el origen y las características de los vinos”.
Por ello, ha pedido que las empresas dejen de enviar sus vinos a Rusia hasta que la situación se aclare, y ha demandado a las diplomacias de la UE y de Francia que consigan “la modificación de esta ley inaceptable”, firmada el pasado viernes por el presidente Vladímir Putin.
“Todos los productores estamos en la misma posición” de no enviar botellas de champaña a Rusia hasta analizar a fondo la polémica legislación, aseguró Chatillon.
También precisó que, en contra de lo que se ha informado, Moët Hennessy, una de las firmas más prestigiosas, no ha dicho que vaya a reanudar los envíos a Rusia.
“Alguien publicó esa información y todo el mundo la está replicando pero no es cierta. La posición de Möet es la misma de todos los productores: detener los envíos hasta que sepamos el alcance la ley” explicó Chatillon.
Recordó además que en Rusia, la champaña nunca ha estado protegida legalmente porque ese país no reconoce el sistema internacional de protección de denominaciones de origen.
El diario Le Parisien considera que se trata de “una humillación” para las históricas casas de “champagne” de Reims o Épernay, pero lo inscribe en el intento del Kremlin de responder a las críticas de Europa occidental por su apoyo al régimen de Bielorrusia tras el desvío de un avión Ryanair que volaba sobre ese país para detener a un disidente exiliado.
Más allá las reacciones indignadas contra Moscú, se trata de un asunto de escasa entidad económica, ya que Rusia es un mercado muy pequeño para el ilustre espumoso francés: solo alcanza a ser el decimoquinto destino de sus exportaciones, con 35 millones de euros en 2020.
En comparación, los tres principales destinos de exportación de la champaña por valor son 502 millones de Estados Unidos, 305 del Reino Unido y los 271 de Japón, los tres principales destinos. En volumen, las exportaciones a Rusia fueron el 1.33 % del total.
Más allá de lo que digan las etiquetas, en Francia creen que los conocedores sabrán lo que beben. “Las élites que beben champán” en Rusia “jamás se confundirán entre los dos productos”, matiza en la prensa el crítico y divulgador de vinos Thierry Desseauve.
FUENTE/EFE