En ocho meses, 14 reporteros asesinados convierten la profesión en un «drama» que exige «acciones urgentes del Gobierno».
Reporteros sin Fronteras (RSF) anunció este viernes que 2022 ya es el año más letal para el ejercicio de los periodistas en México tras un mes de agosto que ha dejado cuatro nuevos muertos que elevan a 14 los reporteros asesinados desde principios de año.
La organización, que no tiene constancia de una cifra tan alta desde el inicio de sus recuentos, lamenta este «sórdido récord» que ha convertido la situación del periodismo en México en un «drama que exige acciones urgentes por parte del Gobierno».
Con estas cifras México se mantiene en cabeza, por cuarto año consecutivo, de la lista de países más peligrosos para el ejercicio de la profesión, por delante incluso de países en guerra como Ucrania (ocho casos) o Yemen (tres casos). México, cabe recordar, ocupa el puesto 127 de 180 en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2022 de RSF.
La lista de periodistas asesinados en México es espeluznante y parece alargarse inexorablemente sin que el Gobierno federal ni las autoridades locales se hagan cargo de la dimensión del problema, ni tomen decisiones valientes», lamenta el director de la Oficina de Reporteros Sin Fronteras (RSF) en América Latina, Emmanuel Colombié.
Desde el inicio del mandato del presidente del país, Andrés Manuel López Obrador, en diciembre de 2018, RSF ha censado al menos 36 asesinatos de periodistas y dos desapariciones, las de Jorge Molotzin Centlal y Pablo Felipe Romero Chávez, en 2021, en el estado de Sonora (en el noroeste del país, en la frontera con Estados Unidos).
La ONG matiza que la mayoría de estos asesinatos se concentran en los estados especialmente «gangrenados» por la corrupción y el crimen organizado: Michoacán (suroeste), y Sonora y Veracruz (sureste), con cinco casos cada uno. En la gran mayoría de estos 38 casos, «la impunidad», lamenta RSF, «es casi total».
El último caso tuvo lugar este pasado lunes, cuando el periodista Fredid Román fue ejecutado en Chilpancingo, capital del estado de Guerrero (sur del país). Román acababa de salir de su domicilio en su vehículo, cuando dos individuos en una motocicleta abrieron fuego contra él antes de darse a la fuga.
Román, editor del diario local ‘Vértice’ y muy crítico con el gobierno de Guerrero y con la corrupción de las autoridades locales, murió en el acto. Su sobrino señaló públicamente como responsable del asesinato a la banda criminal local de Los Ardillos, que, según él, había amenazado varias veces de muerte recientemente a su tío. El hijo de Román fue ejecutado menos de dos meses antes, y la Fiscalía de Guerrero está estudiando la relación entre ambos casos.
Román se convirtió así en el cuarto periodista asesinado desde principios de agosto, después de Enesto Méndez, Juan Arjón López y Alán González, cuyos nombres se suman tristemente a los de José Luis Gamboa Arenas, Alfonso Margarito Martínez Esquivel, Lourdes Maldonado López, Roberto Toledo, Heber López, Jorge Luis Camero Zazueta, Juan Carlos Muñiz, Armando Linares López, Luis Enrique Ramírez y Antonio de la Cruz.
Además de al Gobierno federal mexicano, RSF insta igualmente a autoridades locales como Alfredo Ramírez Bedolla, gobernador de Michoacán; a Cuitláhuac García Jiménez, gobernador de Veracruz; a Evelyn Salgado, gobernadora de Guerrero y a Alfonso Durazo, gobernador de Sonora, «a reforzar sus mecanismos de protección para la prensa y a identificar a los autores materiales e intelectuales de los asesinatos registrados estos últimos años en sus Estados», añade.
Con información de: Proceso