Tanto el gobierno finlandés como la OTAN aseguraron que estaban en contacto para intercambiar información.
La empresa estatal, Gasgrid, señaló el domingo que sospechaba de una fuga en el último gasoducto en funcionamiento en Finlandia tras el cese de las importaciones de gas ruso.
«Los daños causados a la infraestructura submarina han sido tomados en serio y las causas están siendo investigadas desde el domingo», afirmó Niinistö.
El instituto sismológico noruego Norsar informó este martes que detectó una «probable explosión» durante la madrugada del domingo en la zona del mar Báltico donde está el gasoducto entre Finlandia y Estonia que sufrió una fuga.
En una primera instancia, la fuga que provocó el cierre del gasoducto que abastece a Finlandia desde Estonia fue «probablemente resultado de una actividad exterior», anunció este martes el presidente finlandés, Sauli Niinistö. El motivo de este escape aún no está claro y «la investigación continúa, en cooperación entre Finlandia y Estonia», añadió.
«Es probable que los daños causados en el gasoducto y en el cable de telecomunicaciones resulten de una actividad exterior», señaló el jefe de Estado en un comunicado.
Tanto el presidente finlandés como el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, aseguraron que estaban en contacto para intercambiar información.
«La OTAN comparte la información y está dispuesta a apoyar a los aliados afectados», dijo Stoltenberg en la red X (antes Twitter).
Gasgrid, el administrador del gasoducto «Balticconnector», declaró este martes que está en condiciones de elaborar un plan de reparación y un calendario de trabajo para arreglar el problema.
La situación del sistema de gas finlandés está estable y el suministro a través de la terminal de gas natural licuado (GNL) flotante en Inkoo (sur) está asegurado, según su comunicado. Rusia dejó de abastecer de gas natural a Finlandia por el gasoducto después de que el país escandinavo rechazara pagar en rublos.
Tras la invasión rusa de Ucrania, Moscú pidió a los clientes de los «países no amistosos», incluidos los Estados miembros de la Unión Europea, que pagaran el gas en rublos, como una forma de evitar las sanciones financieras occidentales contra su banco central.
Este escape se produce un año después del sabotaje del gasoducto Nord Stream que transportaba gas natural de Rusia a Alemania, cuyo origen sigue siendo una incógnita.
Con información de: Excelsior