Los científicos han alertado de que los esfuerzos para limitar el calentamiento global a 1,5 grados están fracasando en todos los ámbitos, y de que los avances recientes en todos los indicadores están muy por detrás del ritmo necesario para abordar la crisis climática.
Todos los avances, menos uno: la venta de vehículos eléctricos, que está creciendo a un ritmo mucho mayor del esperado hace unos años, lo que está generando importantes beneficios para la salud pública, la economía y el clima.
Las conclusiones se ponen de relieve en el informe anual sobre el estado del clima que elaboran la organización científica Climate Action Tracker, varias fundaciones (la Bezos Earth Fund y la ClimateWorks Foundation), responsables de la ONU y el Instituto de Recursos Mundiales (WRI).
En un año en el que el cambio climático ha causado «estragos» en todo el mundo, los esfuerzos mundiales para frenar las emisiones «se están quedando cortos», manifestó Louise Jeffrey, investigadora del NewClimate Institute y una de las autoras principales del informe que se ha publicado hoy.
A su juicio, limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados -como recoge el Acuerdo de París- es un objetivo alcanzable, pero se necesita «urgentemente un cambio radical en la acción climática».
El informe incide en la importancia de limitar el incremento de la temperatura a 1,5 grados para evitar la intensificación de los impactos climáticos y minimizar los daños a la biodiversidad y la seguridad alimentaria y señala los objetivos que deberían cumplir sectores que representan aproximadamente el 85 por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
«Los esfuerzos mundiales para limitar el calentamiento a 1,5 grados son, en el mejor de los casos, mediocres; a pesar de décadas de advertencias y llamadas de atención, nuestros líderes no han conseguido movilizar la acción climática al ritmo y la escala necesarios», subrayó Sophie Boehm, investigadora del Instituto de Recursos Mundiales y una de las autoras principales del informe.
Los investigadores analizaron hasta 42 indicadores y han concluido que sólo uno -el referido a la venta de vehículos eléctricos- va camino de alcanzar su objetivo en 2030; seis avanzan a una velocidad «prometedora» pero insuficiente; 24 están «bien encaminados» pero muy por debajo del ritmo necesario; seis van en una dirección «totalmente equivocada» y necesitan un giro de 180 grados, y en cinco no hay datos suficientes para analizar la marcha.
«Cada vez está más claro y es más urgente corregir el rumbo en materia climática», afirmó Ani Dasgupta, directora del Instituto de Recursos Mundiales, y apuntó que se han hecho algunos progresos. «Pero nos estamos quedando atrás, con varias tendencias que avanzan rápidamente en la dirección equivocada», insistió.
Los investigadores subrayaron que lograr transformaciones rápidas en todos los sectores para alcanzar los objetivos climáticos mundiales exigirá una enorme aceleración de la acción climática durante esta década.
Citó como ejemplo que el mundo necesita aumentar el crecimiento de la energía solar y eólica, y señaló que la cuota de estas dos tecnologías en la generación de electricidad ha crecido una media anual del 14 por ciento en los últimos años, pero que debe alcanzar el 24 por ciento en 2030.
Eliminar el carbón en la generación de electricidad debería avanzar a una velocidad siete veces mayor que el ritmo actual, lo que equivale a retirar unas 240 centrales eléctricas de carbón de tamaño medio cada año hasta 2030, constataron los investigadores, que incidieron también en que la tasa anual de deforestación actual debería reducirse cuatro veces más rápido.
O que cambiar a dietas más sanas y sostenibles debería ir ocho veces más rápido, lo que implicaría reducir el consumo por persona de carne de vaca, cabra y oveja a aproximadamente dos raciones semanales o menos en las regiones de mayor consumo (América, Europa y Oceanía) para el año 2030.
«Algo no cuadra; los mercados de energías limpias son alcistas, y los gobiernos de todo el mundo deberían entrar en acción, y sin embargo siguen utilizando fondos públicos y subvenciones para aferrarse a nuestro pasado fósil», concluyó Claire Fyson, una de las autoras principales del informe y codirectora del equipo de políticas de Climate Analytics.
Con información de: Crónica de Xalapa