Un estudio del Centro Médico Fundación DAAT concluyó que «este tipo de bebidas, tanto en su versión saborizada estándar como en la energizante, son perjudiciales para la salud». Y que su consumo diario puede producir desde alteraciones hepáticas hasta diabetes.
Hace años que las gaseosas no dietéticas se encuentran sentadas en el banquillo de los acusados por ser consideradas grandes corresponsables de la pandemia de obesidad y diabetes que avanza sin control. Al mismo tiempo, fue creciendo en el mercado la oferta de aguas saborizadas azucaradas, una opción que conduce a los mismos problemas que sus parientes burbujeantes. El Centro Médico Fundación DAAT realizó un estudio sobre ese tipo de bebidas y sobre los riesgos de consumirlas en exceso por su aporte de calorías, sodio y azúcares.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó este año directivas sobre la ingesta de azúcares: “Tanto para los adultos como para los niños, el consumo de azúcares libres se debería reducir a menos del 10% de la ingesta calórica total”. Lo que equivale a unos 50 gramos diarios, como máximo, en adultos (unas 12 cucharaditas) y 37 gramos en chicos (9 cucharaditas). No obstante, el organismo aclara que “una reducción por debajo del 5% de la ingesta calórica total produciría beneficios adicionales para la salud”.
El estudio “No tan dulce” realizado por la Fundación DAAT en base a datos del rotulado nutricional de las principales aguas saborizadas no dietéticas disponibles en el mercado local arrojó que medio litro al día pueden aportar, según la marca, entre 15 y 43 gramos de azúcar, de 65 a 160 calorías y de 25 a 235 mg de sodio.
Si deseamos salir de las bebidas `colas` para meternos en otras de casi igual magnitud de dañinas nos encontramos en un callejón sin salida»
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La médica nutricionista Viviana Baranchuk, que lideró el informe, tomó como parámetro una bebida sabor naranja de medio litro que aporta, según su etiqueta nutricional, 125 calorías, 225 mg de sodio y 30 gramos de azúcar. Tomando como base una plan alimentario recomendado para un adulto de 2.000 calorías diarias, el consumo de tres unidades (o sea, un litro y medio) equivaldría a 375 calorías, más que un plato de fideos (sin aceite ni salsas); y 75 gramos de azúcar, un 50% más del máximo recomendado por la OMS.
“Podemos afirmar que las bebidas azucaradas tanto en su versión saborizada estándar como en la energizante son perjudiciales para la salud dado que en su apariencia parecen saludables, pero su consumo diario sistemático pueden producir: alteraciones hepáticas, hígado graso, aumento de los triglicéridos, obesidad, intolerancia a la glucosa, diabetes y caries”, entre otras, afirmó Baranchuk.
Asimismo, añadió que “lo nuevo a veces no es tan bueno, que una bebida saborizada sea perjudicial para la salud es una alarma para la sociedad, la cual siempre espera que la simple hidratación de un individuo sea algo normal y beneficioso”. Y concluyó: “Si deseamos salir de las bebidas ‘colas’ para meternos en otras de casi igual magnitud de dañinas nos encontramos en un callejón sin salida”.
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Un estudio realizado en conjunto por la Escuela de Ciencias y Política de la Nutrición de la Universidad de Tufts, de la Escuela de Salud Pública de Boston (ambas de EE.UU.) y del Imperial College London (Reino Unido) cuyos resultados fueron difundidos esta semana reveló que el consumo de bebidas azucaradas y energizantes (gaseosas, aguas saborizadas, jugos, refrescos deportivos, etc.) puede provocar 184 mil muertes anuales, en su mayoría, por diabetes (unas 133.000), enfermedades cardiovasculares (45.000), y cáncer (6.450).
Para el trabajo -publicado en la revista Circulation y presentado en 2013 ante el Consejo de Epidemiología y Prevención de la Asociación Americana del Corazón- los investigadores analizaron el consumo de este tipo de bebidas y evaluaron el Índice de Masa Corporal (IMC) -relación entre peso y altura- y la incidencia de diabetes, enfermedades cardiovasculares y cáncer. Para la proyección del riesgo, se tomaron en cuenta además las respuestas a encuestas realizadas más de 600 mil personas de 51 países entre 1980 y 2010, junto a otros datos obtenidos de 187 naciones.
Los países que registran mayor consumo y, por lo tanto, mayor riesgo son de América Latina y el Caribe. “En muchos de los países estudiados, se registra un elevado número de muertes debido únicamente al consumo de bebidas azucaradas, por lo que debería ser una prioridad mundial reducir su consumo o eliminarlas de la dieta” concluyó el coautor del estudio, el doctor Dariush Mozaffarian, decano de la Escuela Friedman de Nutrición y Ciencia Política de la Universidad de Tufts.
Fuentes: Clarín