Alfredo Herrera, padre de una de las víctimas de ataque armado en taller de Coatza, pidió llorando poder sepultar a su hijo.
«Mejor me hubieran matado a mí, que soy diabético, a que hubieran matado a mi pobre niño. Él era muy alegre, bailador, cantador, un muchacho alegre”, expresa Alfredo Herrera, padre de Carlos, una de las cuatro víctimas del ataque armado ocurrido en un taller mecánico de Coatzacoalcos, en el sur de Veracruz.
Entre lágrimas, relató el doloroso proceso que ha tenido que enfrentar para poder sepultar a su hijo. A pesar del sufrimiento, Alfredo destacó las dificultades y trámites complicados que ha tenido que sortear para darle un último adiós a Carlos.
«Lo único que quiero ahorita es enterrar a mi hijo, es lo que más me interesa. No quiero que se me vaya a descomponer ahí en mi casa. Ya lleva muchos días en el ataúd y yo ya quiero ahora sí darle cristiana sepultura y que descanse en paz”.
Además, expuso que la Fiscalía General del Estado (FGE) lo ha traído de un lado a otro con un documento, sin informarle sobre los avances de la investigación y sin entregarle las pertenencias de su hijo, como su cartera, dinero, celular y equipo de trabajo.
Desconsolado por la pérdida, Alfredo pidió la intervención de las autoridades estatales, exigiendo justicia por la muerte de su hijo y las otras tres víctimas de este trágico ataque. Aunque aún no se conocen detalles sobre el móvil del crimen, las autoridades han asegurado que el caso no quedará impune.
La gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle García, declaró que se investigará el hecho y que, por cada delito que se cometa en el estado, habrá detenidos para recuperar la paz y la tranquilidad.
«Hoy precisamente venimos a tener la reunión de seguridad que hacemos todos los días y ya nos reportaron el tema del taller mecánico. Venimos a eso, a atender y resolver. Aquí todo lo agarramos”, afirmó.
Alfredo recordó que su hijo Carlos había viajado a Tijuana para perfeccionar sus habilidades como mecánico y, al regresar a Coatzacoalcos, decidió poner en práctica lo aprendido en el taller donde fue brutalmente asesinado.
«Un muchacho que se dedicó desde niño a trabajar. No quiso más estudios porque me dijo: ‘Papá, a mí me gusta la mecánica’”, expresó.
El joven tenía apenas 22 años y se había asociado con otros dos jóvenes para iniciar el negocio. La tragedia no solo ha golpeado a las familias, sino también a la comunidad, que se encuentra conmocionada por lo ocurrido.
Con información de: E-consulta Veracruz