
En la zona conurbada de Veracruz y Boca del Río, las cotorras argentinas invaden y desplazan a especies nativas del lugar.

Desde 2013, el biólogo Fabián Ramírez Valencia comenzó a registrar los primeros avistamientos de cotorras argentinas (Myiopsitta monachus) en el bulevar costero de Veracruz. Hoy, más de una década después, esta especie exótica originaria de Sudamérica se ha convertido en una invasora que coloniza áreas urbanas de Veracruz, Boca del Río, Alvarado y Medellín de Bravo.
El especialista explicó que estas aves llegaron a México a través del tráfico ilegal de especies. Se cree que algunos ejemplares fueron adquiridos como mascotas en Boca del Río y, posteriormente, liberados o escapados, lo que permitió su establecimiento y rápida expansión en la región.
“Por ahí de 2013 empezó a notarse la población en la avenida Ruiz Cortines, cerca de lo que antes era una cervecería. Se supone que a alguien se le escaparon, y estos animales tienen una resistencia biológica tremenda. Se reproducen rápidamente y tienen una adaptabilidad sorprendente”, comentó.
Aunque pueden parecer inofensivas, Ramírez Valencia advierte que las cotorras argentinas son sumamente agresivas. Forman parvadas numerosas para atacar y desplazar a otras aves nativas, apropiándose de sus recursos alimenticios y de anidación.
Su dieta se compone principalmente de semillas de plantas de la familia Poaceae (gramíneas) y pétalos de flores silvestres. Gracias a la ausencia de depredadores naturales en la zona, su índice de mortalidad es mínimo, lo que permite que la mayoría de los polluelos sobrevivan hasta la edad adulta.
“Son muy inteligentes y atacan en grupo. Hacen nidos grandes con pajitas y hojarasca, y ahí pueden tener varias camadas, no solo una”, señaló.
El biólogo detalló que la temporada de reproducción abarca de abril a julio, y cada hembra puede tener de dos a tres polluelos por año, con altas probabilidades de que todos sobrevivan.
El crecimiento de la población es tan acelerado que Ramírez ha observado parvadas de hasta 25 individuos. Su expansión ha sido rápida: desde Boca del Río se han desplazado hacia el puerto de Veracruz, la Riviera Veracruzana, Antón Lizardo en Alvarado y El Tejar en Medellín de Bravo. Incluso se han reportado avistamientos en Tejería, a más de 10 kilómetros de la costa.
“Empezaron a desplazarse porque encontraron palmeras ideales para anidar y así ampliaron su territorio”, explicó.
El impacto ecológico es evidente. Las cotorras argentinas han desplazado al perico azteca (Eupsittula nana), una especie endémica de la región. “Ese periquito, que es nativo de aquí, quedó desplazado de toda la zona metropolitana. Es raro verlo porque es de menor tamaño, monógamo y no tan agresivo como la cotorra argentina”, lamentó.
Finalmente, Ramírez Valencia advirtió sobre la necesidad de implementar un programa para frenar la reproducción de estas aves y, sobre todo, prohibir su comercialización como mascotas. “De no hacerlo, seguirán expandiéndose y afectando severamente a las especies nativas”, concluyó.
Con información de: E-consulta Veracruz


