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Autorizó sólo la madre de la niña de 14 años, quien actuó en complicidad de su pareja, el cirujano encargado del aumento de senos.
Paloma Nicole, una niña de 14 años, perdió la vida en un hospital de Durango por complicaciones durante una cirugía estética que se realizó en la menor sin el consentimiento de su padre.
Carlos Said Arellano, padre de la menor, denunció públicamente negligencia médica, encubrimiento y posible falsificación de documentos oficiales; además exigió justicia para su hija.
El caso, con el desenlace fatal acaecido el pasado 20 de septiembre, inició el 12 del mes cuando, acorde con el testimonio de Arellano, su exesposa Paloma llevó a la menor a una clínica estética en la calle Fénix para someterla a un procedimiento de implantes mamarios.
La autorización provino sólo de la madre, quien supuestamente actuó con la complicidad de su pareja sentimental, el cirujano plástico Víctor Manuel R. G., a quien el padre de la occisa identificó con las iniciales VMRG.
Arellano, quien no fue consultado, alega que su hija era demasiado joven para un procedimiento de este tipo y que irregularidades en el proceso derivaron en la muerte de la adolescente.
Inicialmente, la madre informó al padre que Paloma Nicole dio positivo a COVID-19 por lo que sería llevada a la sierra para recuperarse, justificando así su ausencia del Colegio Anglo Español Durango, donde estudiaba.
No fue hasta días después que Arellano recibió la noticia de que su hija estaba intubada y en coma inducido en el Hospital Santa María.
En entrevistas el padre relató que los médicos atribuyeron las complicaciones a un paro respiratorio por COVID, con inflamación cerebral, espasmos y obstrucciones por mucosidad en la tráquea.
La adolescente mostró leves avances el pasado jueves, pero el viernes su estado empeoró, detectándole muerte cerebral; tras retirarle el soporte vital, falleció al día siguiente.
Al abrazar a su hija antes de la desconexión, notó un corpiño quirúrgico, una prenda que no era compatible con el diagnóstico de daño respiratorio.
Minutos después del deceso, el hospital emitió un certificado de defunción en que asentó una enfermedad como causa de muerte, sin autopsia ni intervención de la Fiscalía General del Estado (FGE).
“Lo tenían listo”, denunció el padre, sugiriendo un intento de encubrimiento.
El cuerpo lo trasladaron directo a una funeraria en calle Francisco Sarabia para velación, que inició la noche del sábado 20.
Allí, Arellano, junto a familiares cercanos, abrió el ataúd y confirmó que la chica tenía implantes en el pecho.
Ante estos hallazgos, Arellano interpuso una denuncia formal ante la Fiscalía, solicitando investigar a todos los involucrados: el cirujano Víctor Manuel, la madre Paloma, el personal administrativo de la clínica Santa María y cualquier cómplice en la presunta manipulación de documentos.
Pocas horas después de la denuncia, la FGE tomó el caso y ordenó retirar el cuerpo de la funeraria para llevarlo al Servicio Médico Forense (Semefo), donde se practicará la necropsia pendiente.
Hasta ahora, no hay pronunciamientos oficiales sobre avances, pero Arellano ha presionado a las autoridades para garantizar que el caso no quede impune. (JRLM)
Con información de: E-consulta Veracruz
