¿Tiene Miedo?

¿Tiene Miedo?

“Se va a poner cabrona la cosa”, me dicen. “Todo el estado está que arde, de norte a Sur” y remata con un “Cuídese”.
Debo entender que mi amigo me aprecia. Sin embargo, a veces podemos caer en lo que se denomina la cultura del miedo.
Para entender un poco más sobre ella, citaré lo que dice Wikipedia: “es un término que hace referencia a una percepción común de miedo y ansiedad en discursos públicos y relaciones personales, y cómo ésta, puede afectar la manera en que las personas interactúan con las demás, cuales individuos y como agentes democráticos. Entre aquellos que usan esta percepción, existen diferentes variedades de afirmaciones, como los orígenes y las consecuencias de la tendencia que buscan describir; sin embargo, la mayoría coincide con la aserción elemental, que la cultura del miedo es un fenómeno relativamente nuevo relacionado con los medios de comunicación masiva, con importantes implicaciones dañinas en potencia”.
Y es que desde que sucedió la tragedia del fin de semana en el antro Madame en Xalapa y en el bar Bull Dog de Orizaba, el miedo se agudizó en la población. Días después, la aparición de cuerpos desmembrados en Amatlán de los Reyes completó la psicosis.
No pretendo con mi opinión hacer a un lado lo que pasa en Veracruz y decir “que no pasa nada”, pero tampoco quiero magnificar de manera amarillista una tragedia sucedida el fin de semana.
Y es que después de lo ocurrido en el antro de Xalapa, se empezaron a distribuir diversos mensajes por redes sociales y whatsapp, como el supuesto testimonio de un médico que aseguró que hubo más de 15 muertos y hasta una menor de edad, así como que el grupo armado irrumpió en el bar y disparó a diestra y siniestra contra 400 personas allí presentes, donde había como 100 heridos, para los cuales no había lugar en los hospitales para atenderlos.
No dudo que haya sido una experiencia terrorífica, como lo narra Valentina en entrevista con Adela Micha para Imagen Radio, donde cita que el ataque duró entre diez y quince minutos y que el grupo armado iba específicamente contra los atacantes de una mesa a los que disparó a quemarropa; sin embargo, también lo hicieron con una mujer que gritó y pretendía salir corriendo.
Tengo varios amigos y amigas que frecuentan ese lugar, y me aseguran que no dejan entrar menores de edad, pues si tienen dudas les piden de inmediato la credencial de elector.
Después de los desmembrados, los mensajes en cadena se tornaron más agresivos, como el que alerta a la comunidad y asegura que en estas semanas se va a hacer una limpia de redes de narcos, por lo que sugieren a todos que nos abstengamos de acudir a plazas, centros comerciales, antros, bares, cantinas, cines, estadios, cafés, taquerías, al boulevard a escuchar a candidatos de partidos porque se harán levantones y exterminios de ya saben quiénes. En pocas palabras, esto suena peor que terrorismo.
Y hasta volvió a circular un antiguo mensaje de algunos años para Cuidarse y Cuidar a la Familia en donde sugiere tomar ciertas medidas de tolerancia, cuidado, humildad, prudencia, agilidad, inteligencia, prevención, sutilidad, para evitar que nosotros o nuestras familias salgan lastimados, violados, secuestrados, extorsionados o hasta muertos.
Me queda claro que la situación en la que vivimos actualmente en el país no es un lecho de rosas, por lo que verdaderamente debemos tomar precauciones en nuestra vida cotidiana, pero eso de actuar como teléfono descompuesto y magnificar las tragedias en nada ayuda a la población en general, al contrario puede llevarla al shock y crear caos.
O vayamos un poco más allá. Recordemos que vienen elecciones en Veracruz ¿a quién beneficia la generación de este miedo?
 

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