Quién diría. Desde hace casi doce años, se implementó un operativo dentro del gobierno local para generar o crear un Enemigo Público común entre los veracruzanos y nomás no pegó. La sociedad jamás entró en el garlito de Fidel Herrera y Javier Duarte. Sólo fue testigo de una guerra de odio de unos para el otro.
Quién diría. A casi 40 días de las elecciones, al menos Javier Duarte es víctima de lo que su antecesor y él buscaron con tanto afán sin ningún éxito: La sociedad veracruzana, al menos en las redes sociales, responde al exhorto de Miguel Ángel Yunes Linares para repudiarlo… ¡ya tienen su enemigo público común!
II
Escucho al Gobernador electo hacer ese exhorto (de repudiar a Duarte) y de inmediato veo las respuestas en el Facebook a su demanda en contra del Gobernador Constitucional: rata, minusválido mental, descerebrado, loco, cárcel, manicomio, ratero, hasta por allí había uno dispuesto a tomar las armas de ser necesario, con tal de que se vaya de una vez, ¡ya, ya, ya!
El discurso de odio no es nuevo, digo, el más cercano que tuvimos fue precisamente el de Héctor contra su propio primo; o un poquito más lejos, el de Andrés Manuel López Obrador contra el Espurio o el Innombrable; ahora que si bien, podemos citar uno más alejado que es el de Donald Trump contra los migrantes mexicanos.
No digo que esté mal el discurso de Yunes Linares; al contrario… utilizarlo en su momento, en su circunstancia y dirigido con los adjetivos correctos, es un arte.
Por eso, cuando dice que Javier Duarte de Ochoa está mal de sus facultades, que sea una vergüenza que Juan Nicolás Callejas sea el líder parlamentario de la mayoría en el Congreso, tacharlo de rémora del sistema político mexicano, y rematar con la amenaza (o advertencia, para que no se oiga tan feo) de invadir la privacidad de los diputados que aprueben la basificación de los empleados del Gobierno estatal, difundiendo sus fotos, sus correos y números de celular, para que los repudie la sociedad, y haya una respuesta positiva al menos en las redes, es saber emplear el “hate speech”.
III
Se entiende la posición de Yunes Linares ante la posibilidad de basificar a miles y miles de empleados. Como él mismo lo dice, será un duro golpe para el presupuesto estatal que ha de devenir en ninguna oportunidad para hacer obra. Se entiende que también involucre a los “aviadores”, vividores del sistema, que bien pudieron cumplir con sólo tres requisitos indispensables para tener un ofensivo sueldo y un buen puesto: Apellido, padrino y un “dispuesta a todo”. ¿Cuántos hijos o hijas de funcionarios reciben “la oportunidad” de empezar a “trabajar” como jefes o les inventan puestos, encargos, con buenos sueldos? Lo mismo ocurre con los cuates y con las novias o las/los amantes… lamentablemente, creo que con la propuesta de basificación, se jugó con los sentimientos de los empleados que vislumbran en ello, sólo una cosa: la esperanza de tener un trabajo seguro y un futuro con tranquilidad que, quizás, de darse la aprobación de los diputados, no creo que lo tengan y lo peor, llevaría a peor situación al estado.
IV
Sólo para precisar. El “discurso de odio” de Yunes Linares es ajeno a racismo, al menos yo lo veo despegado a lo discriminatorio y no creo que raye ni siquiera en bullying… su “Hate speech” está más enfocado a esta ola de descontento social de universitarios, pensionados, maestros, mismos empleados del Gobierno estatal, sociedad en general, víctima directa o indirecta de la inseguridad, lo que Yunes Linares aprovecha para subirse a la cresta de la ola, primero, por ser Gobernador electo (lo que le da los reflectores); y segundo, porque se vuelve vocero del malestar social… simplemente a lo mejor dice lo que la gente quiere oír… porque ambos, sociedad y Gobernador electo ya tienen un enemigo público común.