Apenas tengo un rato libre, prendo el televisor y sintonizo los Juegos Olímpicos de Río 2016.
No puedo dejar de emocionarme por ver competir a los mejores atletas del mundo. Es un espectáculo único, por el que no se paga y que genera lazos con otros países mediante el deporte.
Desde luego que todos los competidores merecen mi respeto y admiración, aunque mis favoritos son los mexicanos y Michael Phelps.
Es verdad que no nos ha ido tan bien como quisiéramos, pero debemos estar conscientes que los que están en Brasil son los mejores en su disciplina.
Luego entonces ¿por qué los criticamos tan severamente? ¿Por qué pretendemos ser perfeccionistas y exigentes desde nuestra computadora? Peor aún ¿Por qué nos metemos con su aspecto, su complexión o su rendimiento?
Incluso habrá quien me diga ¡ay Brenda! habiendo otros temas más importantes ¿Por qué hablas de los Juegos Olímpicos?
Fácil, porque no voy a escribir del tema hasta dentro de cuatro años y porque cuando uno escribe aparte de criticar y hablar de la problemática social y económica que vive nuestro país, también es necesario mencionar lo bueno y sobre todo alentar a los niños y jóvenes para que practiquen un deporte.
Y es que desde mi punto de vista, no ayuda para nada a los mexicanos ni a los deportistas el ser tan negativos deportivamente hablando.
Incluso, el tenista Santiago González tiene toda la razón cuando dice: “Si ser cangrejo fuera un deporte en las olimpiadas, seguramente tendríamos muchos Phelps”.
Déjeme decirle que no sólo las redes sociales atentan contra los atletas, muchos medios de comunicación impresos, en línea, radio y televisión, aportan a la cosecha con comentarios que incrementan el malestar social y son hasta denigrantes.
Basta ver la cabeza del diario Reforma: “Tampoco Paola y Orozco pueden dar preseas”. De entrada ya habla negativamente, y por ende, genera 63 comentarios, algunos buenos, pero la mayoría de manera negativa o grotesca como “ya están viejas y gordas”, “decepcionante participación de México”, “Para qué van, sólo a dar pena”, “pura vergüenza”, “La realidad de México, ser perdedores en todo”.
Ya no quiero imaginar mañana los comentarios con respecto a la eliminación de la Selección Mexicana de Futbol, porque eso sí, cómo nos duele cuando perdemos en este deporte…
¿Merecen estos comentarios nuestros atletas que van a dar la cara por el deporte mexicano?
¿Por qué desquitamos nuestra frustración en sus resultados?
Si algo tuviéramos que alegar, criticar o molestarnos, sería con nuestros gobernantes por no brindar el apoyo suficiente en materia deportiva, por no crear la infraestructura adecuada y por no dar seguimiento a algunas actividades en las que se han ganado ya medallas como clavados y halterofilia…
Ahora, mención aparte merece la gimnasta Alexa Moreno, quien no fue criticada por la disciplina en la que participó, sino por su físico, al grado que surgieron memes comparándola con Pepa Pig o Doña Lucha. ¿Quién dice que una gimnasta debe ser delgada? ¿Los estereotipos?
Antes de emitir una crítica absurda, deberíamos leer un poco de genética y conocer que hay genes que determinan si somos altos o bajos, así como gordos o flacos.
En el caso de Alexa, su genética no es ser delgada –aclaro que tampoco está gorda– simplemente es diferente al común de otras participantes del mundo. Eso no la hace ni más ni menos. Al contrario, puede que hasta se esfuerce más para lograr posiciones de flexibilidad que las personas delgadas alcanzan más rápidamente.
Vamos en el día 6 y a lo mejor dos cuartos lugares y un sexto lugar no es lo que desearíamos en la contienda olímpica, sin embargo, debemos aprender a valorar el trabajo de los demás y exigir, pero a nuestras autoridades como la Conade, pues no es posible que en un país de casi 120 millones de habitantes sólo tengamos 126 mexicanos que den la cara por nosotros.
Dejemos de ser primer lugar en crítica negativa, en corrupción y obesidad… el cambio está en nosotros. ¡Subámonos al podio!