Ursus Alcántara

Su voz era trueno, sus palabras rayos, las mismas que puse en mi nota tal cual, sin nada que alterara su discurso, de esos discursos que cuando se escuchan, hacen que el pecho se hinche de emoción porque sabía transmitir algo que ningún político, dirigente o cabeza de manada, en estos días logra: ser Pueblo. Así conocí a Joaquín Alcántara, un auténtico líder, defendiendo a una familia en contra de un desalojo… eran los tiempos del Barzón. Y si Don Joaquín luchó hombro con hombro con muchas personas por la defensa de sus hogares, igual sabía hacerte sentir en casa cada vez que recibía al reportero en la Hacienda Zimpizahua.

II

Don Joaquín siempre recordaba una columna que escribía en un semanario llamada “Bola Negra”. Platicaba a Erick Alcántara, su hijo, en la última vez que nos vimos precisamente en la hacienda, que era el título de una canción de Agustín Lara, a mi juicio, una de las más bellas composiciones del “Flaco de oro”. Don Joaquín nos mandó saludos… andaba malito.

Quedamos de vernos la semana siguiente, pero por razones de trabajo, ya no pudimos reunirnos.

III

Mientras esperaba con Brenda en un local de lavado de carros, empecé a ojear y hojear un diario local de Xalapa. Pasando y pasando páginas, me encontré con una foto de un luchador y cuando vi al autor de ese texto, devoré con ansiedad sus palabras… don Joaquín narraba historias de los héroes del pancracio.

Un día, platicando con él, me dijo que había sido luchador. Es seguro que vio la cara de incredulidad en el rostro, pero no era el rostro de Salvador, sino del reportero. Me tomó de la mano y en menos de un minuto ya me había aplicado tres llaves sumamente dolorosas. Allí me decía que Blue Demon llegaba a descansar a Zimpizahua. También me contó el porqué le decían “Manotas”. Trabajó en el ferrocarril poniendo rieles y era capaz de levantarlos sosteniéndolos con sus grandes manos… ¿y cuál era el nombre de batalla de don Joaquín? ¡Ursus!

IV

A la mujer, los amigos periodistas de Coatepec, encabezados por Alfonso Mora Chama, le entregaron un reconocimiento. Allí nos volvimos a reencontrar con don Joaquín después de sabrá Dios hace cuántos años no nos veíamos. Le pidieron unas palabras a “Ursus” Alcántara y codeando a la mujer, le pedí que prestara atención, que escuchara, que no perdiera detalle… fue así que Brenda entendió el porqué mi admiración a ese hombre voz de trueno, palabras de rayo, que contrario a la naturaleza, sabían caer en ese mal funcionario, en ese mal diputado, en ese mal gobierno, y contrario a la naturaleza, en lugar de atemorizarnos, nos convidaba de su valor, de su bravura, de la valentía de un hombre que hasta el último momento, estoy seguro, nunca dejó de luchar.

¡Hasta siempre amigo, líder, maestro!

 

Morena, mismos vicios

El partido Morena pareciera que pretende encumbrarse en cacicazgos o a veces en una pretensión de caudillos… hechizos.

El caso de Cuitláhuac García podría ser el mejor ejemplo. La pretensión de llevar a su padre (asiduo visitante de Jardines de Xalapa) como candidato a la alcaldía, se vino abajo, por una simple razón: para Morena, para el partido, es claro que la mayor parte de los triunfos obtenidos se dan por principio, por el carisma de López Obrador; seguido, por el hartazgo a dos partidos (PAN y PRI); tercero, por ser una opción diferente de “Izquierda” y quizás, al final, por el candidato. Cuitláhuac gana por los tres primeros puntos.

No obstante, Cuitláhuac cree que en Veracruz, no hay más liderazgo o dirigencia que la suya, pasando por encima de Manuel Huerta Ladrón de Guevara, Amado Cruz Malpica y hasta la misma Rocío Nahle, mujer de estatura.

Por eso, cuando dicen que Morena ya tiene candidato en la figura de Hipólito Rodríguez porque Cuitláhuac dice, se le da al diputado federal una importancia que realmente no merece, y no porque me apoye en esa versión que Héctor Yunes Landa dio cuando aseguraba que el entonces candidato a la gubernatura de Morena salía de Casa Veracruz con cajas de huevo repletas de dinero (¿habrá audios y videos de lo que asegura el senador priista?). Cuitláhuac perdió de pronto la dimensión su investidura: No parece diputado federal pero se erige como el Gran Dedo que pone y dispone, haciendo de Morena adicta a los mismos vicios que el elector rechaza en otros partidos…

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