Deuda pública, la guerra de las cifras

Deuda pública, la guerra de las cifras

Este lunes se desató la guerra de las cifras en torno al monto total de la deuda pública de Veracruz, un tema que ha marcado al actual gobierno estatal desde sus albores, derivado del elevado endeudamiento contratado por un desenfrenado Fidel Herrera Beltrán que, durante toda su gestión, no solo llevó a cotas altas la cartera vencida del gobierno estatal sino que encantó como una serpiente a varios alcaldes de todos los partidos para que hicieran lo propio.
Muy temprano por la mañana, el gobernador Javier Duarte de Ochoa explicó con precisión el monto de la deuda financiera de su gobierno que supera los 44 mil 470 millones de pesos, contra los datos manejados de manera aproximada en nuestra anterior Hora Libre, con base en lo publicado por el economista Hilario Barcelata, en que se ubicaba en los 40 mil millones.
Duarte puso sobre la mesa una información que ha sido manejada con innumerables criterios y aproximaciones. Aunque en el curso del día se hicieron diversas ‘correcciones’ a su planteamiento, particularmente por quienes incluyen dentro de la deuda no solo los compromisos bancarios sino también los pasivos públicos derivados de deudas con proveedores (que se calculan en un monto similar al que se tiene con los bancos), lo cierto es que ha sido una buena aportación en aras de la transparencia en un tema que cala profundo en los veracruzanos.
No se trata, por supuesto, de decir que el hecho de conocer el monto exacto nos permita evadir sus consecuencias en materia de desarrollo, pero en lo particular me parece un buen paso dar información oficial que se había estado reservando al público, si bien de ello ha estado muy al tanto la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
La manifestación de Duarte se dio justo horas antes de que el presidente Enrique Peña Nieto anunciara la creación del Registro Público Único de las obligaciones financieras, contenida en la iniciativa de legislación secundaria en materia de Disciplina Financiera de las Entidades Federativas y Municipios, que obligará a estos dos niveles de gobierno a transparentar la deuda pública y a que esta se contrate exclusivamente para ser destinada a inversión pública o a mejorar el perfil crediticio del gobierno solicitante.
Adicionalmente, la iniciativa presentada por Peña Nieto incluye una obligación que es posible que la salven estados y municipios que antes de su promulgación hayan contratado deuda: la legislación propuesta señala que los créditos de liquidez de corto plazo tendrán que ser saldados tres meses antes de que concluya la administración que lo solicite.
En el Registro Público Único considerado en la iniciativa, en atención a lo que dicta la reforma constitucional, los gobiernos estatales y municipales, además de los organismos públicos locales, deberán inscribir y transparentar todas sus obligaciones financieras incluyendo las contratadas bajo esquemas de asociación pública privada.
Con todo y lo extraordinario que resulta esta legislación de control, justo cuando la viabilidad de muchos gobiernos estatales y del país mismo se encuentran en riesgo por el sobreendeudamiento, hay que decirle al presidente Peña Nieto que el buen juez por su casa empieza, sobre todo cuando los niveles de endeudamiento del gobierno federal se han disparado como no había sucedido en los años recientes.
Como quiera que el mensaje del gobernador Javier Duarte de Ochoa fue un guiño de respaldo a lo que sucedería horas más tarde en la ciudad de México, lo cierto es que hay aspectos que no fueron del todo solventados, como lo criticaron acremente los dos precandidatos panistas a sucederlo el año próximo: Juan Bueno Torio y Miguel Ángel Yunes Linares, quienes no esperaron mucho para torpedear sus declaraciones en sendas conferencias de prensa.
En primer lugar, que el endeudamiento no ha tenido como consecuencia un mayor desarrollo y una mejora en las condiciones de vida de los veracruzanos, y en segundo lugar, que la información proporcionada no incluye las deudas con proveedores.
Duarte señaló que su gestión financiera tuvo como propósito reestructurar la enorme deuda legada por su antecesor, mejorando su manejo al cambiar deuda cuyos compromisos de pago eran perentorios y con altos intereses, por créditos de mejores condiciones y a mayores plazos, lo que le ha valido reconocimiento de todas las empresas calificadoras; también, que Veracruz está en el décimo lugar nacional por lo que representan los servicios de deuda respecto a las participaciones federales, y al PIB estatal, que es de 4.4%.
Todo ello debemos considerarlo y medir su veracidad. Lo que indudablemente nos parece digno de duda es que la deuda haya tenido repercusiones positivas en el desarrollo económico de la entidad. Los indicadores económicos apuntan a una caída tanto en el desarrollo como en materia de ingreso por persona.
Ya comentaremos en próximas colaboraciones lo que ayer mismo dijeron sus detractores panistas, uno por cierto, Miguel Ángel Yunes Linares, quien causará mucho ruido una vez en la Cámara de Diputados, donde ha prometido impulsar una comisión especial para analizar el caso de Veracruz y su gobierno en cuanto a sus finanzas públicas, y proponer la designación presidencial de un comisionado especial, como ocurrió en Michoacán, para atender la creciente violencia.
Por él nos enteramos del grito de auxilio que ayer mismo hizo la rectora de la Universidad Veracruzana, Sara Ladrón de Guevara, a los diputados federales próximos a asumir el cargo para lograr, uno, que se le resarza a la institución los mil 800 millones de pesos que se le han retenido desde hace varios años, y dos, que se le entreguen puntualmente los recursos del subsidio federal, así como aquellos que la Legislatura local ha aprobado por concepto de subsidio estatal.
Al desayuno convocado por la Rectora acudieron el panista Miguel Ángel Yunes y el diputado federal por Xalapa, Cuitláhuac García Jiménez, de Morena, maestro universitario por cierto. Quien desairó la invitación fue el diputado federal por Xalapa Rural, el imponderable Adolfo Mota Hernández, quien de todos modos poco puede hacer por la UV, como poco o nada ha hecho y hará por Veracruz.
 
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