El yunismo la tiene complicada

Todo lo que sube tiene que bajar. Esto que ocurre en la atmósfera, también pasa en la vida pública, en el comportamiento electoral. Acabamos de ver un alza importante en los resultados comiciales de la alianza PAN-PRD, que le permitió obtener la gubernatura y la mayoría en el Congreso con 22 curules en conjunto, y este 4 de junio podríamos ver resultados no muy positivos tras seis meses de un gobierno sin rumbo, sin obras, sin sentido social, que se ha preocupado exclusivamente en el aspecto electoral.
Aunque insiste en ser respetuoso del proceso electoral, que su gobierno está al margen, lo cierto es que Miguel Ángel Yunes Linares y su equipo no han hecho otra cosa que operar a favor de los candidatos del PAN-PRD, pero ha descuidado algo sumamente importante: tomar en sus manos el Ejecutivo del estado y gobernar.
A estas alturas,  ni siquiera podemos decir que cuenta con un presupuesto definido; han pasado 5 meses del ejercicio fiscal 2017 y no hay obras. Eso sí, ha habido algunos anuncios espectaculares que, esperemos, comiencen a hacerse realidad después de los comicios, porque ahora no hay cosa que merezca distraer a los gobernantes del cambio.
El problema es que, en casi seis meses, el yunismo ha mostrado el diente a los veracruzanos. Ha despedido a miles de burócratas, muchos de ellos con décadas de servicio, pisoteando sus derechos laborales mediante amenazas; a los que quedaron, les ha quitado todo tipo de beneficio salarial y prestaciones, aplicando una política de terror, para obligarlos a renunciar. Mientras esto hace para, supuestamente, reducir el déficit en el gasto público, ha sustituido a los corridos con gente traída de su feudo boqueño.
En materia política, el propio gobernador Yunes ha emprendido una guerra fratricida contra Andrés Manuel López Obrador y su partido Movimiento Regeneración Nacional, casi con la misma intensidad que la que acometió en su campaña contra Javier Duarte. Los dos expriistas se han trenzado en un debate en que han menudeado las descalificaciones y los insultos. Ninguno de los dos ha actuado con la mínima estatura de estadistas.
Para colmo, a la lucha de improperios torpes e indignos de políticos que se jactan de querer gobernar a los mexicanos, se ha agregado quien se perfila como el elegido para encabezar la alianza el próximo año en pos de heredar el poder en el estado: Miguel Ángel Yunes Márquez.
Mientras el padre ha calificado a su nuevo enemigo Andrés Manuel López Obrador como desequilibrado mental, bocón, autoritario y corrupto, el joven Miguel Ángel, alcalde boqueño, le ha dicho loco, estúpido y farsante, y la semana pasada en Xalapa, al acudir a apoyar a la débil candidata por la alcaldía Ana Miriam Ferráez, le acuñó un término a la altura de su estatura política: “viejo guango”.
 
En riesgo, PAN-PRD ante paso arrollador de Morena
 
Todo apunta a que hay un fuerte nerviosismo por el ímpetu electoral mostrado por Morena. No solo busca Miguel Ángel Yunes Linares crear las condiciones para que en 2018 las cosas sean miel sobre hojuela para que lo suceda el mayor de sus hijos. El problema lo tiene a la vuelta de la esquina: la alcaldía de Veracruz que busca su otro hijo, Fernando, senador con licencia, quien pese a mostrar una ligera ventaja sobre los demás, le pisa ya los talones Ricardo Exsome Zapata, empresario postulado por el partido de AMLO, quien puede cerrar fuerte y atraer la mayoría de ese tercio de votantes que no ha definido su voto.
No hay nada definido en el puerto jarocho. Apenas este lunes, el perredista Wilber Mota Montoya anunció su adhesión a la campaña del candidato de Morena a la presidencia municipal de Veracruz, Ricardo Exsome Zapata, por el incumplimiento de acuerdos internos del partido.
Según el militante perredista, el secretario de Gobierno, Rogelio Franco Castán, prometió la regiduría primera para Rogelio García Cruz, a quien no se tomó en cuenta ni para conformar la planilla perredista del municipio de Veracruz. Mota Montoya recordó que existen mil 500 perredistas en la ciudad porteña pero aseguró que trabajarán por triplicar el número de votos.
Pero en cierto momento, Exsome puede obtener no solo esta pequeña muestra de votos perredistas, que se desprende de la alianza con el PAN. Es muy posible que se opte por el voto útil en las filas priistas, cuyo candidato Fidel Kuri marcharía en el tercer sitio, sin posibilidades de triunfo, con tal de cerrarle el paso al cachorro yunista y, con ello, sembrarle de piedras el camino rumbo a la sucesión gubernamental en 2018.
Y vaya que la intensa actividad electoral del yunismo se ha hecho con los servicios de los más variados grupos políticos. Se sabe de varios priistas en problemas que están operando en su favor de manera intensa, así como dirigentes políticos que se han puesto a su merced para ser postulados por partidos diferentes para debilitar al PRI, mientras que se juega a torcerle el rabo a Morena.
De lo que ocurra en las urnas en menos de 15 días podremos deducir el veredicto de los veracruzanos sobre la actuación del gobierno estatal que ha prodigado diversos apoyos a sus candidatos, como lo han reconocido públicamente candidatos pan-perredistas como Lizbeth Portilla Gumersindo, que busca la presidencia municipal de Juchique de Ferrer y quien aseguró tener “línea” del gobernador para ofrecer los apoyos del programa “Veracruz comienza contigo” a cambio de votos, o como José de la Torre, candidato por Martínez de la Torre, quien aseguró que Yunes lo apoyó con cuerpos de seguridad para respaldarle.
Este lunes, por cierto, circuló un video en que se evidenció el arribo de tráileres cargados de tinacos Rotoplas, con el logotipo del ayuntamiento local que gobierna el panista Tomás Ríos Bernal, y que serían repartidos entre la población en una onerosa operación de compra de votos, pese a que las autoridades municipales no pueden hacer este tipo de acciones en época de veda electoral.
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