Desde hace años, el gran negocio del robo de combustible era para unos pocos con la complacencia de las élites de Petróleos Mexicanos y sus líderes sindicales; para unos cuantos jefes de PEMEX que llevaban cuadrillas de obreros a determinados puntos que ellos sabían y conocían, porque el robo de combustible era algo muy de alta tecnología que requería de personal altamente capacitado y con conocimientos geográficos detallados.
Hace más de 40 años se sabía de bandas que se dedicaban a este robo, pero no había la estridencia que hay ahora. Eran pocos los que se dedicaban a estas fechorías e incluso se combatían con el Ejército Mexicano bajo la premisa de que el petróleo y sus derivados son un bien nacional.
Se comenta que ya el robo de hidrocarburos habría superado al narcotráfico y obedece a una simple lógica: no todos compramos drogas, pero casi todos compramos combustible. Una familia quizás no tenga drogadictos, pero seguramente tendrá por lo menos un vehículo; ahora imagine a los que tienen flotillas de varios transportes.
Desde hace años es conocido que en la región de Acayucan (al sur de Veracruz) existen algunos puntos donde se vende combustible robado incluso a orillas de las carreteras. Otros puntos dentro de ciudades aledañas –como Sayula de Alemán– también daban “servicio” de llenado de tanque a particulares y transportes.
Los taxistas son quienes más conocen estos puntos, pues llenan su tanque con mucho menos dinero y aporta más a sus ganancias del día. Si, por ejemplo, recargaban su unidad con 500 pesos, con los vendedores de combustible robado lo hacen con menos de 200.
PEMEX incluso afirma que los famosos “huachicoleros” (al igual que los narcotraficantes con la cocaína) rebajan la gasolina con otras sustancias para que el producto les rinda más, pero reduciendo la calidad. Esto para nada ha mermado la demanda, pues en una cultura donde nos ahorramos dinero rellenando tintas de impresora para no comprar originales, un producto necesario como la gasolina se seguirá surtiendo como pan caliente.
NEGOCIO VIEJO
En los años 60 en Minatitlán, en la zona conocida como “Llenaderas” perteneciente a la refinería, ya se conocían de casos de robo de combustible por parte de un crimen organizado a menor escala que involucraba a trabajadores de PEMEX y transportistas. Durante mucho tiempo se sabía que algunos petroleros estaban inmiscuidos en dicho tráfico de gasolina que vendían a granel sin permiso de la paraestatal.
En el sexenio de Fidel Herrera Beltrán se recuerda que hubo una cantidad inusitada de derrames y explosiones que llevaron al entonces gobernador a protestar ante Pemex por el desastre ecológico y fue más allá al pedir un atlas de riesgo para conocer las ubicaciones de ductos en Veracruz, que la Federación se negaba a dar a conocer por seguridad nacional. En ese entonces, PEMEX adjudicaba que los derrames y explosiones eran ocasionadas por tomas clandestinas en sus ductos.
El asunto es que si bien había una vigilancia y algunos operativos para el combate del tráfico de gasolina, en la práctica estos esfuerzos resultaban casi nulos y el tema fue creciendo a las dimensiones que ahora tenemos en el presente.
Lo de Puebla ya es el grado extremo de la gran impunidad que se permitió durante años en el robo de combustible; es el mejor ejemplo de que el Estado, al estar concentrado en el tema específico del combate al narco, se olvidó de cuidar otros rubros en los cuales la misma mafia mexicana se diversificó y tomó control.
De lo anterior podemos ejemplificar también el caso de la piratería de obras musicales y películas controlada por algunos líderes locales de pequeños comerciantes, pero que los cárteles de la droga también absorbieron como parte de sus operaciones ilícitas. Se recuerda en algunas partes de Veracruz cuando hubo días que los “piratas” remataron sus “copias” porque en próximos días estaban obligados a vender los que determinara la delincuencia organizada. Lo mismo pasó con los huachicoleros.
Y es que si bien el narco se beneficia del robo de combustible para operar el trasiego de mercancía, las ganancias de este delito ahorita generan también muchísimo dinero y aprovechan la gran demanda que parece haber rebasado, reiteramos, al consumo de estupefacientes. Sólo en Puebla, según un reporte reciente de PEMEX dado a conocer en el diario REFORMA, estima que los huachicoleros ganan alrededor de 2 millones de pesos diarios.
En otro reporte reciente de Petróleos Mexicanos, resulta que apenas acaban de descubrir (verdaderos genios) que su propia gente y trabajadores son quienes están perforando de manera ilegal los ductos, según lo publicado este 12 de julio en el diario REFORMA: “Se presume la existencia de algunos trabajadores de Pemex y autoridades de los tres órdenes de Gobierno que participan en el mercado ilícito de combustibles”, reconoció la petrolera en una revisión de la Auditoría Superior de la Federación (ASF).
Como sucede en todo acto donde participe la delincuencia organizada, es bastante obvio que existe una protección oficial.
En internet circula una denuncia donde se ve la fotografía de una patrulla de Seguridad Pública del estado cargando bidones de gasolina robada. En Acayucan, fuentes extraoficiales reportan lo mismo: que patrullas de SSP son usadas para proveer combustible robado porque es un gran negocio.
En este sentido, hay que subrayar que la estructura de Seguridad Pública del Gobierno de Veracruz no ha cambiado en lo absoluto. Un excelente trabajo del reportero Miguel Ángel León Carmona para el portal La Silla Rota, detalla que los delegados de SSP siguen siendo los mismos en la actual administración encabezada por Miguel Ángel Yunes Linares, cuando dichos personajes operaron con el anterior secretario Arturo Bermúez Zurita, acusado de diversos delitos y preso en el penal de Pacho Viejo.
Lo anterior, según fuentes extraoficiales, denotaría que a la par del gran negocio que representa el robo/venta de combustible presuntamente operado incluso por policías, el mismo gobierno estatal estaría tolerándolo porque es una muy buena fuente de ingresos millonarios no oficiales, en una franca coalición con el crimen organizado.
Porque seríamos muy ingenuos en pensar que dichas estructuras corruptas no sigan operando y que los policías sean los únicos que están haciendo negocio sin reportar a sus superiores. Peor aún, si de esta situación no tienen conocimiento los jefes policiacos como el secretario de Seguridad Pública, Jaime Téllez Marié, entonces está completamente desconectado de la realidad criminal en Veracruz. (La neta esto último no lo creemos ni tantito).
El caso del “Comandante H” parece confirmar todo lo anterior: el gobierno estatal parece operar con el crimen organizado en casa y no por nada están las mantas de amenazas al secretario de Seguridad Pública, Jaime Téllez Marié.
¿HAY UN NUEVO Z-1 EN VERACRUZ?
En el pasado, los detractores del PRI siempre argumentaron que existía la figura del “ZETA-1” como una manera despectiva para referirse a los anteriores gobernadores Fidel Herrera y Javier Duarte.
En recientes ediciones, subrayamos a actores políticos del PAN-PRD de Coatzacoalcos como el transportista Ramón Ortiz Cisneros, de ser cómplices del recientemente detenido “Comandante H”, a quien señalan de ser jefe de plaza de la región sureste de la república de “Los Zetas”. Nuestra versión incluso quedó rebasada cuando se ventiló que el “H” no sólo tenía a panistas y perredistas operando en elecciones para hacerse del ayuntamiento de Coatzacoalcos, sino que también políticos vinculados al PRI como Víctor Rodríguez Gallegos, dirigente estatal del Movimiento Territorial, y socios como la familia Chagra, representantes del Partido Verde, a quienes señalan ahora como prófugos y desaparecidos del antiguo Puerto México.
No obstante, las recientes fotos publicadas por el portal Versiones detallan que al parecer el “Comandante H” en efecto tenía más lazos cercanos con los panistas y perredistas del sur de Veracruz, pues en un mitin político organizado por el entonces aspirante a la alcaldía de Cosoleacaque, Félix López Mora (que luego el Gobierno de Veracruz actual hizo delegado de Tránsito en ese municipio) se ve claramente al “H” sentado en primera fila y al lado de López Mora, escuchando ni más ni menos que un discurso del hijo del gobernador, Fernando Yunes Márquez, quien también estuvo en la reunión.
A lo mejor en una de esas hay un nuevo Z-1 pintado de azul, aunque ahora resulta que no saben ni con quién se sientan a compartir el pan y la sal.
EPÍLOGO INVESTIGADOR: Que el gobernador anda de gira en la CDMX pero no precisamente promoviendo a Veracruz o tocando puertas en el gobierno federal. Trasciende que lo llamaron a declarar de la PGR por enriquecimiento ilícito. Otro que también estuvo largas horas este miércoles, pero en la Fiscalía General del Estado, fue el titular Luis Ángel Bravo Contreras.
EPÍLOGO RULETERO: Que Veracruz más que ser peligroso para los periodistas, más bien parece aterrador para los taxistas. Están matando por montones en el estado.