Por circunstancias propias del reportero, acabé abajo, a orilla de tarima, donde la única vista que tenía era una larga hilera de calzado. Estaba en Cuichapa, allá por octubre del 2016, durante la entrega de tractores para los productores de caña de La Providencia.
Desde ese estratégico lugar, mientras apuntaba datos para la crónica, pude ver varias botas de mujer, entre las que recuerdo las de Anilú Ingram, las de las entonces diputadas locales Jaqueline Hernández y Marcela Aguilera Landeta, así como las de Lilian Zepahua… no me pregunten la marca…
Aunque no lo crean, no me llamaron tanto la atención los “papos” de las mujeres como dos de varón que todavía recuerdo por las características propias de cada quien:
Destacaban los zapatos del delegado de Gobernación, Ángel Isaac Ochoa, pues fue el más viboreado por sus mocasines con pinchas, estoperoles o picos, y si a eso se le agrega unos calcetines verde «chíngame la pupila», ¡vaya que llamaban la atención!
Por supuesto, entre los caballeros estaba la disputa si eran marca Louis Vuitton y cuál sería su precio, calculándolo en más de 20 mil pesos, aunque hay quienes aseguraban que los habían visto en la marca Locman y apenas si llegaban a 1 mil 500 pesos. Lo que sí no le perdonaron las damas al delegado de Gobernación fue que llevara calcetines ¡con mocasines!
Ahí estaba escuchando los discursos de los presentes, a ras de tarima, cuando volteo y me encuentro un par de botas negras salpicadas de lodo a lo largo de su suela, punta y tacón. Alzo la mirada y cual si fuera Puerta de Alcalá, me encuentro con Juan Carlos Molina Palacios, el dirigente de la CNC. Bajo la mirada y me percato de otra cosa: la valenciana de sus pantalones de mezclilla, desgastada, que de cierto modo, hacía juego con esas botas llenas de lodo.
Recuerdo entonces cuando llegamos a Cuichapa, había un nutrido grupo de políticos, y para llegar al ingenio La Providencia, primero se tenía que cruzar un campo. Así, mientras unos iban echando ojo por dónde pisaban (por si las “popós” de las vacas) el único que caminaba con desparpajo entre charcos, tierra y piedras era Juan Carlos Molina… quizás por eso sus botas y la valenciana del pantalón se veían desgastadonas…
¿Y de qué marca eran las botas de Molina Palacios? Quienes saben ¡se la jalaron! No sólo me dijeron que eran Cuadra, doble cierre, sino que a ojo de buen cubero, le calculan que pasadito del número 30; ya investigando, vienen saliendo como en 1 mil 800 pesos.
Para mí era más simple ver la marca pero que dejaba en el lodo, porque fácil, ha de pesar sus 100 kilitos Molina Palacios.
Por cierto, este miércoles, la estructura cenecista sostendrá una reunión de trabajo con el recién designado líder nacional de esta organización campesina, senador Ismael Hernández Deras, con miras a fortalecer los programas de trabajo que la CNC realiza en beneficio de miles de productores del campo.
Entonces me di cuenta de algo… hacía rato que no veía un personaje como Juan Carlos Molina Palacios… bueno, a fuerza de ser sinceros, hay que reconocerle también a Emiliano López Cruz, quien al igual que el dirigente de la CNC, se caracterizan por su indumentaria: sombrero, guayabera, pantalón de mezclilla y botas. No traje, no ropa de marca, no zapatos, no lujos.
Bueno, la verdad, es que portar un Moyano es un verdadero lujo, no por su precio, sino porque se ha perdido ese placer de usar sombrero.
Ahora que citan a Juan Carlos Molina Palacios como aspirante a competir por la senaduría, su personalidad bien podría ayudarlo más cuando está lejos de discursos demagógicos… es claro, directo y franco, que no se anda con chingaderas, y eso lo saben todos, hasta su compadre Héctor. Molina Palacios tiene estilo propio… y está claro que si de gastar suela se trata, sabe hacerlo muy bien, porque las Cuadra ¡no le duran ni un año!