- Los hijos (sin tomar en cuenta edad), son las principales víctimas ante un proceso de divorcio.
- Diálogo de pareja y terapia familiar, lo más recomendable, afirma Dioscelina Tapia Anota.
San Andrés Tuxtla, Ver |
Por Sulamita Pólito Marcial |
El divorcio es la disolución de un matrimonio que a través de los años se ha incrementado, revelando la falta de compromiso que implica el concepto de estar en pareja y genera diversos daños plasmados en ellos y en sus hijos.
Pero durante y posterior a un trámite de divorcio los hijos son las principales víctimas de daños psicológicos, ante la problemática que enfrentan sus padres en el proceso de la separación y por ende desintegración familiar.
También se presentan los daños sociales desde los niños, jóvenes y hasta hijos adultos, porque al enfrentar la separación de sus padres se desilusionan de un ejemplo en pareja, que muchas veces se vuelven señalamiento de un juicio social, que tienen que afrontar la misma pareja, hijos y hasta los nietos.
Ante tal situación la Psicóloga en San Andrés Tuxtla, Dioselina del Carmen Tapia Anota menciona, “cuando la pareja se da cuenta en algún momento que las cosas ya no están funcionando en el matrimonio, lo más óptimo es platicarlo y hacer manifiesto el disgusto o necesidad de no permanecer en parejas, llegar a acuerdos en los roles de padres, para con los hijos de manera pacífica”.
Asimismo dijo que en muchos matrimonios se refleja el disfuncionamiento como padre o madre, al dejar a un lado la responsabilidad de alguno de los dos, sin embargo aunque un matrimonio decida separarse, los hijos no tienen que afrontar los daños pero de ello depende de las decisiones que tomen sus padres.
Cabe hacer mención que cuando las parejas deciden casarse, forman un objetivo de vida común y lo que más duele en un divorcio es romper tal objetivo y en ocasiones los matrimonios no se dan cuenta de los grandes daños que le causan a sus hijos, ya que muchas veces, los propios hijos se vuelven los motivos, armas o instrumento para sus padres, al tener el control y causar daño a la otra figura (padres).
“Aunque la lucha del poder, es tener influencia sobre el hijo para que se haga enemigo de la otra figura (paterna o materna), al acapararlo y llenarlo de odio causa daños a los hijos, porque a pesar de muchas situaciones, los hijos siempre amaran a sus padres”, comentó Tapia Anota.
Cambios en la orientación sexual tras el divorcio
Existen casos en las personas que tras haber vivido la heterosexualidad y formar una propia familia (hijos), por diversas circunstancias se han enfrentado a un proceso de divorcio y posterior a ello, una de las parejas cambia de preferencia sexual, así lo comentó la terapeuta.
“Desde el punto de vista psicológico ante tal caso, puede considerarse que la preferencia sexual se ha mantenido desde siempre, sin embargo debido al rechazo ante la sociedad, o como efecto secundario ante el fracaso matrimonial, las circunstancias empujan a las personas a manifestar diferentes preferencias sexuales tras un rompimiento”, explicó.
Sin embargo, añadió la entrevistada, que después de todo el proceso de divorcio, se sienten “libres” de un matrimonio y es en algunos casos es una condición que estuvo latente previamente, pero que no manifestaron abiertamente por temor a no encajar dentro de la sociedad. “Al no poder conservar un matrimonio, deciden vivir su sexualidad de manera diferente”, dijo.
Daño colateral
Sin embargo el daño que causan a los hijos es aún mayor por el impacto que reciben, al darse cuenta de la preferencia sexual de uno de los padres, ya que aparte de trabajar la separación, es sorprendente cambiar la imagen de los padres y hasta en la misma pareja, generándose un daño colateral.
“Desde el punto de vista de la psicología, es difícil que el proceso que están pasando dentro de una pareja, sería positivo que en su momento acudan a hablar de las circunstancias y planear la separación de forma más adecuada para disminuir los daños en los hijos”, comentó Dioselina del Carmen Tapia Anota.
Finalmente la entrevistada dijo que durante el proceso de un divorcio, los padres deben afrontarlo de manera responsable y ante todo fortalecer a sus hijos, ya que deben ser prioridad en un círculo familiar.