Para la profesora Juana Acosta es una tristeza y una frustración que ocho de los alumnos de que tuvo el año pasado, desertaran y no puedan continuar este ciclo escolar
Pese a coronavirus, no voy a dejar solos a mis niños: maestra de Michoacán
Morelia.- Entre pobreza, desempleo, falta de herramientas tecnológicas, ni televisión, una docente michoacana inicia este ciclo escolar a distancia. Asegura que nada ni nadie la detendrá.
Primero la violencia y la extrema pobreza; ahora, será el coronavirus un problema más al que se enfrentarán la profesora Juana Acosta Cortés y sus alumnos de preescolar.
Para la docente de Tierra Caliente es una tristeza y una frustración, que ocho de los alumnos que tuvo el año pasado, desertaran y no puedan continuar este ciclo escolar.
Recriminó que en el jardín de niños de la comunidad de Rancho Nuevo, municipio de Múgica, donde está asignada desde hace 7 años, no tengan ni un salón de clases.
Mucho menos, lamentó, que sus alumnos tengan los elementos y herramientas indispensables para enfrentar este nuevo inicio de ciclo escolar a distancia.
Juanita Acosta, la docente más reconocida y querida de la región, reveló que de los 11 alumnos que atenderá este ciclo escolar, ocho no tienen ni televisión en las chozas.
“Todos viven en casitas de cartón y son muy muy pobres, así que no sé cómo le voy a hacer, pero no voy a dejar a mis hijos (alumnos), abandonados”, expresó.
“La Chula”, como le llaman de cariño a la profesora de 51 años de edad y 16 de docencia, advierte que irá a cada casa de sus alumnos, para darles la clase.
“Voy a llegar a los niños y trabajar con ellos. Voy a buscar alternativas y de allí me voy a enfocar hacia ellos, para que no se queden sin educación y tengan un aprendizaje mejor, a pesar de esta pandemia que se vive en todo el mundo”, resalta.
Eso sí, aclara, tomará todas las medidas sanitarias que eviten un contagio entre sus niños, todos, de entre 4 y 6 años de edad.
Pero asegura que nada la detendrá para cumplir con su responsabilidad de enseñar y ayudar a la formación de sus pequeños grandes alumnos.
Para la maestra Juanita, “los salones de clases estarán vacíos, pero mi corazón estará lleno de sonrisas”, remata enfática.