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El rapero deja un puñado de propuestas electorales extravagantes en su primer acto de campaña en Carolina del Sur.
Fue en domingo, como las arengas religiosas que ahora le gusta dar por todo el país. El rapero Kanye West echó a andar su particular campaña política como presunto candidato a la Casa Blanca con un sermón lacrimógeno y cargado de propuestas inverosímiles.
Habló de religión, comercio internacional, brutalidad policial o aborto ante un grupo de seguidores, curiosos y periodistas en North Charleston, Carolina del Sur. West, que necesitaba 10.000 firmas en ese Estado para poder estar registrado como candidato, lanzó al aire ideas como volver gratuita la marihuana, dar libertad a los dueños de armas porque «disparar es divertido», o destinar un millón de dólares a cada mujer que tenga un hijo para combatir el aborto. Parece una broma pero de momento va en serio.
West se presentó en la sala -un auditorio para bodas y conferencias- protegido por un chaleco antibalas con la palabra ‘seguridad’ en el frente y la cabeza rapada con un 2020 en la parte trasera a modo de eslogan. Antes de entrar, sonó música góspel, como ya es habitual en sus misas dominicales en las que ejerce de predicador junto a parte del clan Kardashian con el que se emparentó en 2014. Después, sin micrófono, comenzó a repasar parte de su ideario.
Sobre el aborto dijo que cree que debe ser legal, pero que los incentivos financieros podrían ayudar a prevenirlo muchos casos. «Todo el mundo que tenga un bebé recibe un millón de dólares o algo por el estilo», dijo, sin ocultar que para él es un asunto muy personal por las circunstancias en las que vino al mundo. Mientras contaba cómo su madre le salvó la vida frente a los deseos de su padre de abortar, se echó a llorar a como un niño.
Una vez desatado y sin poder contener las lágrimas, confesó que quiso interrumpir el embarazo de su primera hija, North, fruto de su matrimonio con Kim Kardashian. Ahora tienen cuatro hijos. «Casi mato a mi hija. Quiero a mi hija… Dios quiere que creamos», indicó con su estilo de ‘teleevangelista’.