El primer ministro australiano, Scott Morrison, advierte que la pandemia ha destruido la economía mundial.
En plena carrera mundial para encontrar la vacuna contra la COVID-19, Australia lanzó el miércoles el debate sobre si los países tendrán que hacerla obligatoria para frenar el virus, que no deja de propagarse por todo el mundo mientras las restricciones con el fin de neutralizarlo también se multiplican.
“Siempre hay excepciones a la vacuna, por razones médicas, pero debería ser las únicas”, declaró el primer ministro australiano, Scott Morrison, en la radio 3AW de Melbourne. Vacunarse debería “ser obligatorio”, estimó.
Adelantándose a posibles movimientos antivacuna, Morrison afirmó que había demasiadas cosas en juego para dejar que la enfermedad siga propagándose.
“Estamos hablando de una pandemia que ha destruido la economía mundial y causado cientos de miles de muertes”, dijo.
Frente a un virus que ya se ha cobrado más de 781.000 vidas y contagiado a más de 22 millones de personas, según un recuento de la AFP a partir de cifras oficiales, el hallazgo de una vacuna o un tratamiento eficaz es la esperanza a la que se aferra el planeta.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se están desarrollando 168 posibles vacunas, pero hasta ahora ninguna está lista para ser comercializada.
En Estados Unidos, el país más enlutado por el virus con más de 171.800 fallecidos, el laboratorio Moderna cuenta con uno de los proyectos más avanzados, en fase 3 de los ensayos clínicos en seres humanos, la última etapa antes de la comercialización.
Paralelamente, una vacuna china será próximamente probada en Pakistán y Arabia Saudita, en su tercera fase de ensayos clínicos. Desarrollada por el laboratorio chino CanSinoBio y el Instituto chino de biotecnología de Pekín, ya ha sido probada en China, Rusia, Chile y Argentina.
Brasil, el segundo país del mundo más golpeado por la pandemia con casi 3,5 millones de contagios y cerca de 110.000 decesos, aprobó el martes los ensayos clínicos finales de la vacuna experimental de la firma Johnson & Johnson, el cuarto proyecto que recibe luz verde en el país para ser probado, antes de su aprobación definitiva.
Por su parte, Cuba comenzará la próxima semana los ensayos clínicos en seres humanos de su proyecto de vacuna, la “Soberana 01”, cuyos resultados están previstos para febrero de 2021.
Y el laboratorio suizo Roche anunció este miércoles un acuerdo con el estadounidense Regeneron para la fabricación y la distribución de un tratamiento contra la covid-19 en fase final de los ensayos clínicos.
En esta carrera acelerada para hacerse con el buscado remedio, la OMS pidió a sus países miembros que se unan a su programa de acceso a la vacuna y luchen así contra el “nacionalismo de las vacunas”.
El papa pide que la vacuna sea para quienes más la necesitan
En este sentido, el papa Francisco consideró este miércoles que sería “triste” que las futuras vacunas se destinen primero “a los más ricos” y no a los que “más la necesitan”.
Para Francisco, la batalla actual debe librarse en dos frentes: “Por un lado hay que encontrar un remedio para este virus minúsculo pero terrible que ha puesto de rodillas al mundo. Por otro, tenemos que sanar de un virus muy grande, el de la injusticia social, la desigualdad, la marginación y la falta de protección de los más débiles”.
La OMS advirtió además que la pandemia ha entrado en una “nueva fase”, especialmente en la región Asia-Pacífico, y los contagios se producen entre los menores de 50 años, a menudo asintomáticos.
“La epidemia está cambiando. Las personas de 20, 30 o 40 años son cada día más una amenaza”, según Takeshi Kasai, director de la institución para el Pacífico occidental.
En otros países como Italia también aparecen numerosos testimonios de jóvenes contagiados durante sus vacaciones.
“Tengo COVID-19, lo atrapé en la Costa Esmeralda” en Cerdeña, explicó en el diario La Stampa, Luca, un romano de una veintena de años. Sus vacaciones de ensueño se vieron bruscamente interrumpidas cuando el 11 de agosto recibió un SMS de dos amigas: “Hemos dado positivo”.
“Me aislé, lo comuniqué a la agencia sanitaria local, no quiero contagiar ni a mis amigos ni a mi familia”, agregó.
Por ello, y ante el aumento incesante de contagios en todo el mundo, las autoridades están imponiendo nuevas restricciones, algunas de las cuales afectan a los lugares de ocio de los jóvenes.
Este miércoles entraban en vigor en Corea del Sur nuevas prohibiciones y en Seúl y otras partes del país los lugares considerados de riesgo, como las discotecas, los karaokes y los restaurantes con bufé, permanecerán cerrados.
En Líbano, las autoridades decretaron un nuevo confinamiento de más de dos semanas, a partir del viernes, y un toque de queda.
La pandemia sigue haciendo estragos en América Latina y el Caribe, donde ya se registran más de 246.000 fallecidos y 6,3 millones de casos, según el balance de AFP. La región acaparó en la última semana prácticamente la mitad de las muertes mundiales por coronavirus.
Argentina superó el martes la barrera de 300.000 contagios, con 235 fallecimientos en las últimas 24 horas, una de las cifras más altas desde el inicio de la pandemia.
La oficina regional para las Américas de la OMS, basándose en encuestas realizadas en Estados Unidos, Brasil y México, estimó el virus causó una “crisis de salud mental” inédita en el continente americano, que también llevó a un “alza de la violencia doméstica”.