Viridiana Reyes |
Ayer definitivamente no tuve cabeza para escribir, me sentía agobiada; los hechos ocurridos en los últimos días mantienen mi pensamiento en una sola cosa, y me pregunto porqué…Porqué estos actos inhumanos, porque tanta saña, con qué confianza podemos salir a trabajar y enviar a nuestros hijos a la escuela, temiendo que quizá no volverán.
No tan sólo son Génesis, Leobardo y Octavio, universitarios de la UV, de los que este fin de semana fueron encontrados sus restos en bolsas negras en Camarón de Tejeda, y a los que la Fiscalía a cargo de Luis Angel Bravo Contreras, liga con el crimen organizado, porque ahora morir en Veracruz es pase directo para ser criminal y justificar tu muerte.
Pero desde hace mucho aquí no sólo pagan los «malos» o los que «la deben» ahora paga cualquier ciudadano, sin deberla, porque de que teme, teme, así como tenemos muchos.
De la rabia e indignacion pasamos al miedo, a la histeria,y al final sólo nos queda rezar, pedirle a Dios que nos ampare y nos proteja, porque es la única ley de la que nadie escapa y porque es la única instancia que nos queda en un estado donde no hay paz ni justicia.
En qué momento nos desviamos del camino, en qué ruta se perdió la piedad, en qué instante el ser humano se volvió un demonio, porque no puedo llamarles bestia, porque hasta las bestias experimentan compasión, y los seres que cometen a diario estos actos atroces no parecen tener alma ni sentimientos.
Hoy no puedo hablarle de política ni de equidad de género, hoy sólo puedo expresar mi sentir como ciudadana, como ser humano. Hoy sólo puedo expresar este dolor que sentimos todos, porque el dolor, la indignacion y el miedo es generalizado, porque el hartazgo es global y el grito desgarrado a una sola voz es un YA BASTA!! Mientras la súplica al cielo es PIEDAD…
Hoy ya no se trata de culpar al gobierno, porque nunca le importó, ni le importará el dolor ajeno, el mal ya está hecho, y algún día de alguna forma, todos pagarán.
Qué sigue, nadie lo sabe, pero sin duda alguna rogamos a las autoridades entrantes que hagan algo, algo que por lo menos detenga esta matanza, todo Veracruz lo implora.
Exigir castigo para los culpables no basta, aunque sea lo justo, eso no revivirá los muertos, ni calmará el dolor, ni devolverá sus hijos a los padres, ni los padres a los hijos, ni los amigos, ni los hermanos.
Veracruz urge paz…
Ningún lugar del estado está exento de la desgracia, de la inseguridad, del crimen organizado, del miedo y el dolor.
No se trata solamente de los hechos ocurridos este fin de semana donde fueron encontrados los cuerpos de 3 jóvenes estudiantes desmembrados, asesinados brutalmente.
Se trata de esta ola de muertes en toda la entidad, de los restos humanos hallados también el sábado en Rinconada, municipio de Emiliano Zapata, los restos de 3 personas encontradas sobre la carretera federal en San Andrés Tuxtla el 24 de septiembre, el árbitro balanceado también en mismas fechas, los cuerpos de un hombre y una mujer encontrados en Catemaco hace una semana, el cuerpo de otra mujer localizado en San Andrés Tuxtla el jueves 6 de octubre y de otra más encontrada en Hueyapan de Ocampo, sin contar los tantos ejecutados en Cosamaloapan y Ciudad Isla. Se trata de una ola de terror que nos asecha a todas las familias veracruzanas.
El clamor, ya ni siquiera reclamo, es uno solo, Ya basta!
En la balanza puede más el dolor por tantos muertos, que los miles de millones de pesos robados por el
gobierno, puede más la urgencia de paz social que las muchas obras inconclusas y deuda que deje el gobierno de Javier Duarte; puede más la necesidad de sabernos tranquilos como hace más de 10 años no nos sentimos.
Yo al igual que muchos de ustedes, tengo miedo, porque no sé si después de salir a trabajar regrese a casa con los míos.
Veracruz está en crisis, pero no hablo de la crisis financiera o política; hablo de una crisis humanitaria, carente de valores, con sed de paz.
Sin duda septiembre fue un mes rojo, se bañó de sangre, octubre inició igual, se tiñe de rojo; a noviembre le faltaran días para que las madres, padres, hermanos, esposos e hijos, lloren y visiten las tumbas de sus muertos; cuantos más? Ojalá ninguno.
Ojalá que antes que culmine el año se acabe esta pesadilla de terror, ojalá…
Para muchos aún existe fe y esperanza.