Candidatos independientes: ¿realidad o vacilada?

Candidatos independientes: ¿realidad o vacilada?

¿Cuántos candidatos independientes a la gubernatura de Veracruz aparecerán en las boletas electorales en 2016? ¿Funcionarán realmente los duros candados aplicados por el creador de la iniciativa y ya avalados el martes por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para atemperar (y disminuir) a quienes se quieren ir por la libre?
Esos famosos candados, ¿solo detendrán a los tradicionales inconformes que no logren convencer a sus partidos políticos de ser los abanderados y quieran jalar a sus bases en una aventura política, pero no a quienes hace rato observan el ambiente político y siembran adhesiones?
¿Será, como se dijo en su momento, que las limitaciones legales del nuevo código electoral local para las candidaturas independientes (en particular, la de no haber militado en algún partido político o no haber sido su dirigente) tenían dedicatoria para suspirantes priistas con fuerza suficiente para desbarrancar al PRI como lo hizo El Bronco en Nuevo León?
¿Los que se enfoquen por esa modalidad tienen realmente alguna posibilidad de ganar la elección, pese al hartazgo de los veracruzanos ante los partidos y los recientes gobiernos estatales e, incluso, de reunir las más de 170 mil firmas que se exigen para su inscripción?
¿No formarán parte de una estrategia electoral bien pensada para atomizar el voto de los candidatos opositores y, con ello, impedir la alternancia en el poder en nuestra entidad?
Ya sabemos que por el momento, solo tres políticos veracruzanos tienen el camino abierto para hacer campaña desde su carácter ciudadano. Los tres renunciaron a tiempo a sus militancias partidistas, aunque no lo hicieron para superar los candados (inexistentes en su momento), ni tampoco tomaron esa decisión por las mismas razones.
Dos de los tres han externado su voluntad de inscribirse ante la instancia electoral local para competir sin partido de por medio, y el tercero solo lo ha dicho a la prensa, aunque todo mundo sabe que será aventado al ruedo por quien le escribe su destino político desde hace seis años.
El tiburón morao
Del trío, el que más lleva ventaja (incluso en cuanto a acercarse a personajes que han optado por liberarse de las ataduras partidistas y ha logrado tanto de ellos tanto el aval político como la experiencia electoral) es el exsecretario de Gobierno y de Infraestructura del gobierno duartista, Gerardo Buganza Salmerón.
Su zigzagueante andadura política, sobre todo de 2010 a la fecha, cuando no logró por segunda ocasión la candidatura panista a gobernador y prefirió unirse a la campaña de Javier Duarte para que perdiera Miguel Ángel Yunes Linares, le hace el blanco de todas las sospechas.
Triunfador en los comicios de 2004, cuando Fidel Herrera Beltrán y el PRI le bajaron del caballo en uno de los más apremiantes y difíciles fraudes electorales (si descontamos el que llevó al poder a Carlos Salinas de Gortari en 1988, en agravio de Cuauhtémoc Cárdenas), Buganza es el que más ha avanzado en la promoción de su propuesta.
Muchos dudan de que vaya a ser factor para atraer los votos de los panistas que alucinan con la casi segura candidatura de Miguel Ángel Yunes Linares por segunda ocasión el próximo año, y es mayor el coro de quienes no le dan ninguna posibilidad de reeditar aquella hazaña que lo puso con un pie en Palacio de Gobierno, pero lo cierto es que puede acudir a la benevolencia de miles de veracruzanos que ya vieron que es posible llevar al triunfo a un huérfano de la partidocracia.
Lleva, ciertamente, el estigma del apoyo que le prodiga la Fidelidad, aunque haga intentos en los próximos meses por esconder esa mácula que muchos, sin embargo, tratarán de hacer más grande e inocultable.
El movimiento de los encabronados
Quien podría hacer una muy buena campaña para conseguir el voto de los miles de veracruzanos que no acuden a votar porque hace tiempo que no confían en los partidos políticos es el experredista Elías Miguel Moreno Brizuela, quien ya ha puesto su pica en Flandes.
Aunque su acta de nacimiento es del Distrito Federal y allá ha tenido los cargos más relevantes, Moreno Brizuela es veracruzano. Acá estudió en la Facultad de Medicina de la Universidad Veracruzana, ha sido diputado federal y senador y se desempeñó como Secretario de Protección Civil del Gobierno del DF, donde se integró al grupo político de Marcelo Ebrard.
Justamente a raíz de la dura campaña contra Ebrard, emprendida en el seno del Partido de la Revolución Democrática y reforzada por el sin partido Miguel Ángel Mancera, que le sustituyó en el cargo de Jefe de Gobierno, el veracruzano renunció al partido fundado por Cuauhtémoc en marzo de este año, y de inmediato empezó a hacer trabajo político en la provincia jarocha, donde tiene armado un grupo de seguidores que han chocado con los miembros del PRD rojo, los ‘chuchos’ veracruzanos que siguen medrando con su partido para obtener pingües ganancias por su trato con el gobierno estatal.
El especialista en cardiología ya había externado su deseo de participar en la política local, incluso con la propuesta de apoyar a quien garantizara el desmantelamiento de la red de corrupción armada por Fidel Herrera Beltrán, y conformar una especie de TUFI (Todos Unidos contra Fidel), que quitara de tajo el tumor que mantiene a Veracruz  la senda de los cuidados intensivos.
Y su querencia es crear una gran alianza de ciudadanos de Veracruz para hacer posible el cambio en el gobierno estatal. Es respaldado por las organizaciones Unidos Podemos y Movimiento Progresista, y es seguro de que si cuaja su candidatura independiente pueda atraer a cientos de militantes y exmilitantes de la izquierda que ya no se sienten representados por el PRD y lo vean con mayores posibilidades que el diputado federal por Xalapa, Cuitláhuac García Jiménez, quien abanderaría a Morena, sobre todo a raíz de que su compañera en el Congreso, Rocío Nahle García, coordinadora de la diputación federal de ese partido, ha dicho que no buscará la candidatura en 2016.
El Tronco más bronco
Finalmente queda Renato Tronco Gómez, el folclórico diputado local, quien ha saltado del PAN al PRI y al PVEM, y que finalmente ha llegado a la conclusión de que el mejor partido es él, por lo que se ha confinado a la independencia en el Congreso local.
Una independencia, ciertamente, en lo discursivo, porque para todos ha quedado claro desde hace unos seis años (tal vez más) que es hechura del entonces gobernador Fidel Herrera, de quien se dice que impulsa al sureño con toda la lana del mundo para que apuntale una candidatura independiente, con la peregrina idea de restarle votos a Morena y a la izquierda.
Con poses de vodevil y vaciladas que han llamado la atención incluso de la prensa internacional, como la de buscar a su doble para que le ayude a su arduo trabajo (poco asiste a la Cámara, pero al parecer se refiere a su permanente itinerario por todas las zonas serranas de la entidad), Renato Tronco busca jalar al sector más empobrecido de la población para hacer posible el proyecto de su abastecedor.

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