Ubicados en la parte más alta del rancho, la pregunta era inevitable: “¿Hasta dónde llega su propiedad?”. El dueño, un oso blanco, bonachón, de vestir sencillo y trato amable, señaló un punto en el horizonte, a la vez que interrogaba: “¿Ven ese puntito?”, aguzando la vista, apenas y veía lo que parecía ser un hombre caminando a lo largo de un camino, un río, una línea, no sé… “¡hasta allá llega!” Estoy seguro que los convidados por este señor, al igual que yo, se quedaron con la boca abierta. Estaba en La Cartuja. Era el año 2010 o 2011… la verdad no recuerdo.
Cuando escucho la noticia de que se daba el aseguramiento de un rancho propiedad del ex secretario de Seguridad Pública, y escucho el nombre, lo primero que me ocasiona, fue una leve risa… hace como dos semanas no estuve en La Cartuja, sino en El Cartujano, Unidad de Manejo Animal (UMA) de Renato Alarcón donde se celebró el cumpleaños.
Por cierto, si un día quiere preparar algo diferente, le recomiendo la pierna de jabalí, menos grasa, menos colesterol, más saludable.
Pero le decía, mi primera reacción fue esbozar una leve sonrisa por el juego de palabras que había entre La Cartuja y El Cartujano… el asunto fue cuando vi el video…
La primera vista aérea que nos brindaron los drones sobre este rancho propiedad de Bermúdez Zurita nos “destantearon” al inicio… “se me hace conocido…”, pensé porque si bien, las cabañas no las reconocía, los caminos empedrados sí…
Sí, entre más veía ese video mi memoria se recuperaba y en especial, insisto, por esos caminos de piedra. Entonces recordé a ese enorme oso blanco, de sonrisa amable, de historias sorprendentes, de anfitrionía excepcional, que nos abrió las puertas de su rancho para comer una salsa de huevo y unos frijoles; aguas de sabor y cerveza, en un comedor inmenso.
Han de perdonar mi falta de memoria, pero no recuerdo el nombre del señor, pero sí recuerdo que nos habló de sus negocios, y a lo mejor el hecho de que esto haya ocurrido en el 2010 o 2011, es que nuevamente me disculpo si yerro en el dato, pero vagamente recuerdo que platicaba de que junto con Jorge Hank Rhon entraron al negocio de las apuestas, entre casinos y no sé si el que se llama “Caliente”… imagino que les debió haber ido bien… es lo más que recuerdo de ese tipazo.
Después de comer, fue cuando nos trasladamos en vehículos, a la parte más alta de ese rancho ¡y ahí estaban esas tres cruces! ¡Había un futbolito donde estuvimos jugando un rato! ¡Las clásicas retas! ¿Coñac? ¿Brandy? No puedo negar que el anfitrión era excelente.
Igual recuerdo que nos platicó que tenía una planta potabilizadora donde embotellaban agua, San Rafael si le memoria no me traiciona, en honor a Guízar y Valencia. Y si me traiciona, ofrezco una disculpa.
En un momento, “el Peñón de la Cartuja”, como igual se le conoce, funcionó como UMA y Centro Ecoturístico, pero desconozco si fue bajo la administración del anfitrión de quien les hablo.
Dice el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares que el Rancho «La Cartuja» es propiedad del ex secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita… En el rancho fueron cateadas y aseguradas cinco casas, tres edificios de uso general, una capilla, una plaza de toros; una cancha de futbol, una de bádminton y una de críquet; un lago artificial, caballerizas, áreas de entrenamiento de equinos, zoológico y un invernadero, además de ocho llamas, cuatro caninos, dos gatos, 20 gansos y tres pavo-reales, además de armas y algo de “mota”.
En el informe del Gobernador, da a conocer que esta propiedad fue objeto de distintas operaciones de carácter inmobiliario de compraventa y de cesión de derechos entre familiares de Bermúdez Zurita; entre sus padres, su hermano y un tercero que aparece en varias de las carpetas de investigación que se han integrado.
Yo nada más me pregunto, que tuve la oportunidad de conocer la inmensidad de este rancho, si Bermúdez adquirió La Cartuja, ¿cuántos millones debió haber pagado por este enorme paraíso que tuve oportunidad de conocer hace siete u ocho años? Y la pregunta más importante: ¿De dónde, apá?