No tiene mucho que en el Congreso local, en voz de la bancada del PRI, un diputado hizo una propuesta en el caso de que hubiera ausencia de diputado plurinominal propietario y suplente: llamar, en cualquier momento, al siguiente en el orden que corresponda, según las listas presentadas por los partidos políticos.
Ha ocurrido que los diputados “pluris” (puse ‘Nuestros diputados pluris’, pero quité el pronombre posesivo) buscan otro cargo o por distintas causas tienen que abandonar el recinto, pero su suplente ya ocupa otro puesto en otros poderes, lo que deja un vacío en el Congreso.
La idea en sí, busca evitar vacancias en el lapso de una legislatura, tratándose de los diputados llamados plurinominales.
Decía que quité el “Nuestros” porque estos diputados representan a un partido, a los intereses de un partido, son la representación de una institución política, no de los ciudadanos porque no los elegimos nosotros, sino su partido.
II
La propuesta del PRI no deja de ser interesante porque va en función del Congreso local o de la Legislatura en función… aunque creo que le faltó… me explico:
A lo mejor estoy mal en mi apreciación, pero el cargo de Diputado Plurinominal parece algo así como la compra-venta de un título nobiliario por parte del usuario con el que puede hacer y deshacer a su antojo durante los años que adquiere tal, sin rendir cuentas al partido que se lo “alquiló”.
Insisto, a lo mejor estoy mal, pero desde mi perspectiva, al menos en lo que se percibe en algunos diputados agraciados con esta figura, lejos están de ser la voz o extensión del partido que los puso en una curul, en este caso del Palacio de Encanto, porque se supone que por eso fueron designados como tal… pero ese “supositorio” se deshace con el párrafo anterior que sostiene que parecen cargos en alquiler con patente de corso… si no fuera así, cómo me pueden explicar que de buenas a primeras, diputados plurinominales digan: “¡Ay, ya no me gusta gusta mi partido… fuchi… feo!” y se declaren “independientes” o simplemente salten a otra bancada.
III
Por ser la Legislatura que respira en estos momentos y por ser la que tiene tangibles a los especímenes de mi tesis, me permito citar a cinco casos, empezando por los que se dicen “Independientes”.
Tenemos a Sergio Rodríguez Cortés, quien era pluri del PRD y por diferencias con su bancada, ¡zaz! se declara “independiente”. La más reciente es Cinthya Lobato Calderón, quien traía pleito desde el inicio de la legislatura con algunos compañeros de su bancada.
También tenemos a los diputados que dejaron su partido para engrosar al PAN, como es el caso de Regina Vázquez Saut (Pluri PRI), José Luis Enríquez Ambell (Verde) y Sebastián Reyes Arellano (Morena).
Así es, en todos los partidos se cuecen habas en lo que se refiere a las Pluris. Lo más cabrón, es el silencio cómplice del partido que postuló a éstos sin que luchen por un cargo que realmente es de la institución, no de un particular.
IV
Ahora que están productivos nuestros diputados, ¿por qué entonces no buscan una Ley que permita a los partidos políticos que, Diputado Plurinominal que simplemente no ejerza su función primaria, que es la de ser voz y extensión de la ideología de la institución política que le da tal cargo, ¡pelas! llamar al suplente, y si acaso se pusiera rebelde también éste, pues hacer un corrimiento en la lista de pluris y llamar al que sigue… digo, ¿para qué esperar que los muchachos se alebresten y ya se sientan “independientes” o “salten” a otro partido?
Al final, la Plurinominal es un derecho del partido político, no de un ciudadano o militante que si quiere obedecer la voz popular, pues que se ponga en manos de una elección, de las urnas, de los votos… porque por su actuar, pareciera que el cargo de “Pluri” no deja de ser un puesto de alquiler y en este caso fue de dos años.