El discurso del odio pretende generar un villano siempre. Acá hemos señalado que Fidel Herrera lo llevó a un grado excepcional con Miguel Ángel Yunes Linares. Incubó en algunos medios afines una palabra: “El Perro”, tan así que hubo quienes pretendieron encasillarlo en algo como “El Perro del Estero” parafraseando al mote con que endilgaron a José López Portillo: “La colina del Perro”… no permeó. Hoy, vuelve a renacer un discurso de odio en contra de Miguel Ángel Yunes Linares con lo que parece pretenderse que Javier Duarte de Ochoa a su lado, sea una inocente palomita. El asunto es ¿de parte de quién?
II
Cuando se dice que hay la pretensión de que Duarte sea visto como una paloma, la realidad es que se busca que este ex gobernador pase al lado endeble de la memoria social y su lugar lo ocupe, sin parangón, Yunes Linares.
Digo sin parangón porque hasta ahora, la diferencia entre el cordobés y el choleño es tan abismal como el paralelismo que hay entre ambos en la historia de Veracruz. Me explico. Si bien Javier y Miguel Ángel los une la historia, sus caminos van separados en la misma línea: uno en la cárcel; el otro, gobernando; uno, como su antecesor, con obras fantasmas, a medias o sin empezar; el otro, inaugurando carreteras, centros de salud, escuelas rehabilitadas así como hospitales.
III
Cuando digo que los une la historia, es por algo que pretende el discurso del odio contra el Gobernador: que los hechos pasen de largo.
Yunes Linares, a diferencia de Cuitláhuac, tiene un lugar especial en la historia de Veracruz: Venció al PRI, lo sacó tras 86 años de permanencia y abrió las puertas a la alternancia. Pero no sólo eso. Yunes Linares, aunque se diga lo contrario, puso el dedo para que Javier Duarte de Ochoa cayera en la cárcel y junto con él, una serie de funcionarios involucrados en diversos delitos, siendo el más terrible, el que concierne a los casos de desaparición forzada generada por autoridades policiacas.
IV
Yunes Linares tiene un estilo particular de ser y hacer política. Está lejos de ser adulador o hasta condescendiente con la prensa… les he platicado de un paisaje de Miguel Alemán Velasco, cuando gobernador, al ser entrevistado, una reportera le dice: “Tengo una pregunta que me llena de duda” y él respondió: “¿A poco?” Por supuesto, de los presentes, el sarcasmo del mandatario no fue captado. Yunes Linares tiene su propio estilo: es tajante, le gustan las cosas claras y tangibles; no rumores, no “dicen” y es más crítico; si no le parece algo, lo dice, como debiera ser en una sociedad que ya dio visos de democracia y alternancia, pero aún hay castas que persisten en vivir en los 86 años que el priísmo les dio… y éstas no soportan la crítica a pesar de ser críticos.
Llama “Coyote” a un empresario… bueno, dice Yunes Linares que no es empresario; a otro lo califica de cómplice de Edgar Spinoso. Un político que cuida mucho sus palabras para evitar las réplicas o demandas, no habla por hablar. Si los destinatarios de los calificativos se sienten ofendidos, bien harían en hacer lo que el secretario de Salud y el administrativo hicieron: proceder conforme a Derecho. Si no, el que calla otorga.
V
Es cierto. Yunes Linares no es monedita de oro, y es evidente que a muchos no les agrada, pero una cosa es su carisma o antipatía, y la otra, pretender llevarlo al nivel de villano. ¿Por qué tratar de encasillarlo en este molde? Yo veo dos razones muy simples:
1.- El priísmo enquistado en Morena, tratando de que se olvide la figura de Javier Duarte dándole a Veracruz un nuevo personaje… o
2.- El saber sus enemigos enquistados en Morena que Yunes Linares es un personaje en la historia de Veracruz que se quiera o no, guste o no, los sacó del poder, es el primer veracruzano en ser la imagen de la alternancia y campo fértil para que en Veracruz se tenga democracia. ¿Villano? Éstos, que no se les olvide, están en la cárcel y de eso hay que congratularse.