Era julio de 2012 cuando se anunció por vez primera un lugar donde las mujeres afectadas por la violencia en Veracruz recibirían atención especializada en un mismo espacio físico en el que podrían encontrar respuesta a todas sus solicitudes de información y denuncia, así como también una bolsa de trabajo e información de proyectos económicos que las ayudaría a salir de la espiral de la violencia. En ese entonces, cinco dependencias participarían en el Proyecto. La piedra se puso, el recurso federal llegó… sin embargo nunca se creó.
En el mismo sexenio de Javier Duarte, pero en enero del 2013, se volvió a anunciar la creación del Centro Integral de Justicia para Mujeres; incluso hasta se aumentaron las instituciones que lo conformarían, hasta representantes de la Sociedad Civil, pues el lugar sería una alternativa para atender a todas las mujeres en situación de violencia desde el ámbito de la procuración y la impartición de justicia, así como del desarrollo social y económico. Se recibieron nuevamente recursos federales y se colocó otra primera piedra por segunda vez.
La historia de nuestros recursos en manos de Javier Duarte ya la conocemos los veracruzanos; ahora, la violencia contra las mujeres y los feminicidios nos pasan factura por no actuar cuando se empezaba a prender el foco rojo en Veracruz.
Según datos oficiales de la Secretaría de Gobernación, existen dos asesinatos de mujeres por día en promedio, con un total de 402 víctimas durante el primer semestre del 2018. Los estados en orden decreciente son: el Estado de México, con 39 asesinatos; Veracruz, con 38; Nuevo León, con 30 y Chihuahua, también con 30 registros.
Sin embargo, ONU Mujeres y otros organismos sociales, señalan que diariamente se cometen más de siete feminicidios en el país. María Salguero, creadora del mapa de feminicidios en el país que se actualiza cada 4 horas, ha señalado que mientras el Secretariado del Ejecutivo señaló en 2016, 580 casos, ella documentó 2 mil cien; para el 2017 registró dos mil 200, mientras los datos del Secretariado eran 671. Para 2018, cuando la autoridad reportó 315 feminicidios, ella tenía relacionados mil 175 en México.
En Veracruz al igual que en todo el país, la violencia contra las mujeres se incrementa y tal parece que todas las medidas que emprenden los gobiernos y las organizaciones no son suficientes.
A pesar de las cifras alarmantes en Veracruz, aún no se cuenta con un Centro de Justicia para las Mujeres, mientras que el Estado de México, con el que por desgracia compartimos cifras semejantes, cuenta con tres Centros de Justicia.
Una buena noticia es que seguramente antes de que finalice el periodo de Miguel Ángel Yunes Linares, el estado ya contará en la capital del Estado con su Centro de Justicia para las Mujeres, así como con un Refugio de Mujeres en Situación de Violencia.
Con respecto al primero, bien dicen que la tercera fue la vencida, pues ya se puede contemplar una gran construcción a partir de aquella piedra colocada un 13 de octubre de 2017. El solicitante de los recursos federales fue el Fiscal Jorge Winckler Ortiz y ha sido una de las obras más fiscalizadas.
Con el Centro se pretende que las mujeres no tengan que trasladarse de una dependencia a otra para hacer varios trámites, pues allí habrá representantes de varias dependencias estatales como Secretaría de Salud, Fiscalía Especializada, DIF, Instituto Veracruzano de la Mujer, Comisión Estatal de Atención Integral a Víctimas, Sedesol, que les ayudarán y facilitarán los procedimientos. A esto se suma la Sala de Juicios Orales con que contará este Centro, así como un albergue temporal para mujeres en situación de violencia.
Ahora bien, ante la urgente necesidad de brindar refugio, es decir un espacio físico que brinde protección y atención especializada e interdisciplinaria a mujeres y sus hijos o allegados en situación de violencia familiar, sexual o trata, y salvaguardarle la vida, brindará herramientas que fortalezcan la seguridad personal, actuará y procederá para interrumpir el ciclo de violencia en el que se encuentran inmersas, contribuyendo al desarrollo de habilidades, destrezas y capacidad para tomar decisiones asertivas.
En la actualidad, el Instituto Veracruzano de la Mujer carece de infraestructura y equipo para ofrecer este servicio, por lo que se ve en la necesidad de acudir al resguardo de la sociedad civil. Al contar con un refugio propio para el IVM, se podrá atender a un mayor número de víctimas, reeducando a las mujeres, facilitando su empoderamiento, reconociendo sus derechos, valores y leyes que la protegen en la construcción de una vida libre de violencia.
Pero del Refugio hablaremos en la próxima columna.