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En invierno somos más propensos a sufrir algún tipo de dolor o enfermedad.
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El dolor articular aumenta especialmente en días ventosos, húmedos y con una baja presión atmosférica.
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Para proteger las articulaciones deberemos hacer ejercicio de forma regular y abrigarnos bien.
Con la llegada del frío nuestro cuerpo sufre más que en otros periodos del año: está expuesto a infecciones como la gripe y los resfriados, a problemas dermatológicos y aumenta la sensación de dolor. Las articulaciones son una de las partes de nuestro cuerpo que se ven más afectadas durante la época invernal.
Todas las personas estamos expuestas a padecer dolores articulares en invierno, aunque las más propensas suelen ser las personas mayores. Te contamos por qué el frío empeora el dolor en las articulaciones y cómo podemos protegerlas.
Los efectos del frío sobre las articulaciones
Por ahora no se ha llevado a cabo ningún estudio que haya sacado suficientes conclusiones para relacionar el frío con el dolor articular. Sin embargo, en invierno coinciden varios factores que pueden ser los causantes de este fenómeno.
En primer lugar, la bajada de las temperaturas genera un cambio en la presión atmosférica, lo que contrae nuestros músculos y tendones. Asimismo, el frío también apelmaza el líquido sinovial, que es el encargado de lubricar las articulaciones.
Otro estudio realizado por la Universidad de Manchester ha concluido que el dolor articular aumenta con la humedad, independientemente de la temperatura. La investigación recopiló datos de 2.500 personas con afecciones como artritis o fibromialgia. Tras los resultados pudieron afirmar que los días ventosos, con baja presión atmosférica y altos niveles de humedad aumentaban la posibilidad de sufrir más dolor del usual, ya fuera en invierno o en verano.
Como observamos, aunque no existe una causa efecto como tal, en invierno pueden coexistir varios de estos fenómenos, lo que provoca la sensación de que el dolor articular empeora con el frío.