Hace poco más de 30 años, la vida de don Eleazar Martínez Gómez, dio un vuelco inesperado que le cambió la forma de ver la vida.
Él era un notable contador dedicado a los números, pero una experiencia personal lo orilló a replantearse la forma de ganarse la vida.
Gracias al apoyo de sus amigos y familiares, don Eleazar dejó su lugar detrás de un escritorio para explotar su lado más creativo.
Fue así como inició con la creación de piñatas, pero no cualquier piñata, sino obras que van más allá de la imaginación.
«Empecé a descubrir que mi talento era dibujar, era plasmar, crear y las personas me fueron poniendo en el camino y me pidieron hacer una piñata y así empecé con este arte de las piñatas», comentó.
Su método de trabajo ha sido reconocido por sus clientes, quienes han logrado que al taller instalado en su casa lleguen cada vez más y más pedidos.
Don Eleazar, reconoció que la pandemia provocó como en muchos otros sectores, una disminución en sus ventas, sin embargo, las ganas de salir adelante, lo llevó a diseñar nuevos modelos para atraer a más clientes en esta emergencia sanitaria.
«Dicen que si del cielo te caen limones, aprende hacer limonada y yo hice coronavirus y a López Gatell y a López Obrador; también hacía por ejemplo a Mario Bros pero le ponía cubrebocas, o a la sirenita también con cubrebocas, tratando de crear conciencia de que hay que usar cubrebocas».
Este artista veracruzano, nunca imaginó que su creatividad lo llevara a conformar una empresa completamente familiar, en la que hasta sus suegros participan en la creación de piñatas.
«Aquí en esta casa se le da trabajo a mis familiares que siempre me apoyaron desde el principio, mi primo tuvo que cerrar su carnicería para venir a ayudarme y ahorita con todo esto se involucran mis abuelitos, mis cuñadas, hasta mi suegra», dijo.
Hoy don Eleazar, es uno de los piñateros más reconocidos en Veracruz; aunque un problema en su cadera le impide desplazarse con normalidad en su taller familiar, nunca ha perdido las ganas de salir adelante diseñando y creando piñatas inimaginables.