El terremoto de magnitud 7.3 que golpeó el noreste de Japón dejó al menos un centenar de heridos, aunque ninguno de ellos en situación grave, según informó la agencia Kyodo.
La mayoría de heridos residen en las prefecturas de Miyagi y Fukushima -frente a cuyas costas se situó el epicentro del sismo- y se vieron involucrados en diversos accidentes como caída de objetos, desprendimientos de tierra e incendios.
La oficina del Primer Ministro, Yoshihide Suga, instó a la población a mantenerse alerta ante la posibilidad de que haya réplicas de intensidad similar a lo largo de esta próxima semana.
El temblor, que no ha dejado ningún muerto y no activó la alerta de tsunami, tuvo su epicentro cerca de donde tuvo lugar el terremoto de magnitud 9 que produjo un devastador tsunami el 11 de marzo de 2011, dejando más de 18 mil muertos y desaparecidos y provocando el accidente en la central nuclear de Fukushima Daiichi.
El terremoto, que según expertos podría ser una réplica del de 2011, no ha afectado gravemente a las centrales nucleares de la zona, ninguna de las cuales está operativa en la actualidad.
No obstante, sí provocó un pequeño derrame del agua de la piscina de combustible gastado del reactor 5 en la propia Fukushima Daichi, informó la empresa operadora Tokyo Electric Power (TEPCO), que no considera que esta circunstancia complique el desmantelamiento de la planta que se lleva a cabo desde hace una década y que durará al menos otros 20 años.
El temblor también dejó sin luz a casi 1 millón de hogares en distintos puntos de la costa oriental japonesa, aunque el suministro eléctrico se ha recuperado ya en la mayoría de zonas afectadas, salvo por algunos puntos en Fukushima, donde también hay problemas con el suministro de agua.