++ El adulto mayor era conocido por ganarse la vida vendiendo cajas de cerillos en diferentes puntos de la ciudad.
Acayucan, Veracruz.- Don Ramón Medina, un migrante originario del país de Honduras, pero radicado por muchos años en esta ciudad, fue localizado sin vida la mañana del veinticuatro de junio tras sufrir un presunto infarto.
El hallazgo se suscitó al filo de las 09:00 de la mañana de este día, al interior de una cuartearía ubicada sobre la calle Moctezuma entre Rébsamen y Callejón Moctezuma del barrio Villalta de este municipio.
De acuerdo con la arrendataria del inmueble, el adulto mayor, tenía por lo menos dos días sin ser visto, por la cual, su ausencia levantó sospechas, siendo durante esta mañana que, en compañía de demás inquilinos, se introdujeron al cuarto donde rentaba, para localizar el cuerpo del hombre totalmente inerte para posteriormente solicitar el apoyo de los servicios de emergencias locales.
Tras el llamado efectuado, personal de Protección Civil Municipal, acudieron de forma inmediata al sitio referido, sin embargo, nada pudieron hacer, los signos vitales del varón eran completamente nulos.
El sitio fue acordonado por corporaciones policíacas que se dieron cita, para, más tarde, arribar efectivos de la Policía Ministerial y de Servicios Periciales, quienes se encargaron las diligencias correspondientes para después, ordenar el traslado del cuerpo al Servicio Médico Forense para la necropsia de ley.
DON RAMÓN IBA EN BUSCA DEL SUEÑO AMERICANO, UNA LESIÓN HIZO QUE SE QUEDARA EN ACAYUCAN
Don Ramón Medina, un migrante que buscaba el famoso sueño americano, hace más de 20 años, sufrió una lesión en un pie tras caer del tren en movimiento, esto cerca de la localidad de Medias Aguas, en Sayula de Alemán.
En esa ocasión fue auxiliado por personal del Grupo Beta del Instituto Nacional de Migración, pero al no haber un espacio adecuado para su recuperación, fue recibido en la casa de migrantes Mons. Guillermo Ranzanhuer, cuando aún se encontraba en la Iglesia Nuestra Señora de Guadalupe.
El padre Lucio Maldonado Villanueva, con apoyo de feligreses, se encargaron de su rehabilitación, otorgándole alimentos y medicamentos a Don Ramón, quien, luego de recuperarse, decidió quedarse por el lapso de 15 años en esa parroquia, donde también colaboraba en labores de intendencia.
Al cambiar de sede, el refugio de migrantes fue inhabilitado, por lo que Don Ramón, decidió ganarse la vida vendiendo cajas de cerillo para así poder rentar un cuarto en donde vivir.
En cuanto a sus familiares, nada se sabe, ya que por propia voz de él, comentaba que, al emprender el sueño americano, perdió todo tipo de comunicación con sus padres y hermanos.
Unas cuantas pertenencias y la soledad, fueron testigos de su muerte.