La ONU teme una catástrofe humanitaria, mientras los cuerpos diplomáticos huyen en desbandada de Kabul.
El avance de los talibanes en Afganistán es imparable frente a un Ejército —entrenado y armado por Estados Unidos— que apenas ofrece resistencia y huye en desbandada.
Este viernes cayó Kandahar, la segunda ciudad del país centroasiático, un día después de la toma de Herat, la tercera ciudad y Ghazni, ciudad clave para acceder por carretera a Kabul, que se encuentra a apenas 150 kilómetros, y a donde se dirigen aviones militares de Estados Unidos y otros países occidentales, pero no para ayudar a los afganos, sino para sacar a toda prisa a su personal diplomático.
Kabul aún no se ha visto directamente amenazada por el avance de los talibanes, pero la inesperada velocidad de la ofensiva, que se ha acelerado en las últimas dos semanas, plantea dudas sobre si el Gobierno afgano será capaz de controlar la situación y hasta cuándo. Washington no sólo calcula que los talibanes podrían tomar Kabul en un plazo de 90 días, sino que la ciudad puede quedar aislada mucho antes, entre los próximos 30 y 60 días.
Éxodo
Mientras, el conflicto está provocando ya un éxodo de gente que huye de los combates y los talibanes. La ofensiva de los talibanes ha causado al menos unos 400 mil desplazados desde su inicio en mayo, y un 80 % de ellos son mujeres y niños, advirtió hoy el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
El portavoz de Naciones Unidas, Tomson Phiri, del Programa Mundial de Alimentos, alertó que la situación alimentaria en Afganistán es «dramática», ya que unos 14 millones de personas (un tercio de la población) tienen problemas de acceso a comida.
El conflicto, afirmó, ha empeorado esta situación y la acerca a la «catástrofe humanitaria», ante lo cual el PMA ha incrementado sus operaciones y en los últimos tres meses ha enviado asistencia alimentaria para 4. millones de afganos.
FUENTE/EFE