Todos en algún momento de la vida hemos sentido fatiga para despertar y comenzar con nuestras actividades, y esto se da por diversos factores.
Dormir pocas horas, el estrés, saltarse los alimentos, tomar poca agua, entre otras cosas, son factores que pueden provocarte fatiga. Sin embargo, hay un sector de la población que enfrenta una situación diferente pues el cansancio y la falta de energía persiste, la causa puede derivarse del Síndrome de Fatiga Crónica (SFC).
El Síndrome de Fatiga Crónica es un trastorno complejo, se caracteriza por sentir una fatiga extrema que no puede atribuirse a ninguna enfermedad preexistente y se manifiesta con un conjunto de síntomas que comúnmente suelen confundirse con otros padecimientos.
De acuerdo con el estudio “Síndrome de Fatiga Crónica y su Diagnóstico en Medicina Interna” de los servicios de Medicina Interna del Hospital Universitario La Paz, perteneciente a la Universidad Autónoma de Madrid, se estima que a nivel mundial este síndrome afecta entre 2 y 5 millones de personas a partir de los 40 años, en su mayoría a mujeres. Mientras que datos de la Secretaría de Salud (SSA) indican que siete de cada 100 mil personas lo padecen.
A pesar de que el Síndrome de Fatiga Crónica es reconocido desde hace 30 años por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con la intención de dar a conocer las dificultades que millones de personas enfrentan en el mundo, es una enfermedad de la que poco se sabe y a su vez difícil de diagnosticar.
Dormir pocas horas, el estrés, saltarse los alimentos, tomar poca agua, entre otras cosas, son factores que pueden provocarte fatiga. Sin embargo, hay un sector de la población que enfrenta una situación diferente pues el cansancio y la falta de energía persiste, la causa puede derivarse del Síndrome de Fatiga Crónica (SFC).
El Síndrome de Fatiga Crónica es un trastorno complejo, se caracteriza por sentir una fatiga extrema que no puede atribuirse a ninguna enfermedad preexistente y se manifiesta con un conjunto de síntomas que comúnmente suelen confundirse con otros padecimientos.
De acuerdo con el estudio “Síndrome de Fatiga Crónica y su Diagnóstico en Medicina Interna” de los servicios de Medicina Interna del Hospital Universitario La Paz, perteneciente a la Universidad Autónoma de Madrid, se estima que a nivel mundial este síndrome afecta entre 2 y 5 millones de personas a partir de los 40 años, en su mayoría a mujeres. Mientras que datos de la Secretaría de Salud (SSA) indican que siete de cada 100 mil personas lo padecen.
A pesar de que el Síndrome de Fatiga Crónica es reconocido desde hace 30 años por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con la intención de dar a conocer las dificultades que millones de personas enfrentan en el mundo, es una enfermedad de la que poco se sabe y a su vez difícil de diagnosticar.
Señales de alerta
Las causas no son específicas, pero pueden ser virales como el Epstein-Barr, herpes y de leucemia; así como infecciosas y psicológicas. Inclusive el Síndrome de Fatiga Crónica puede desencadenarse posterior a una enfermedad viral, debido a que el sistema inmune se encuentra debilitado. Sin embargo, aún no se ha encontrado un vínculo preciso.
La relación de síntomas en conjunto es extensa y complica la calidad de vida de las personas, pues provoca aislamiento social, ausentismo laboral y depresión. Algunos de ellos podrían ser
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fatiga y agotamiento extremo sin haber realizado alguna actividad física
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desorientación
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pérdida de memoria a corto plazo
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dolor de garganta, muscular y de cabeza
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fiebre
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inflamación de ganglios linfáticos en cuello y axilas
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insomnio, entre otros.
La importancia del diagnóstico
La complejidad del diagnóstico se debe a que no se cuenta con un examen para determinar si una persona tiene Síndrome de Fatiga Crónica. Por ello, los médicos desarrollamos el historial clínico preciso del paciente, así como la exploración física completa y varias pruebas de laboratorio. Para alcanzar un diagnóstico correcto, pueden pasar semanas, incluso meses.
Hoy en día no existe un tratamiento específico para curar el Síndrome de Fatiga Crónica, por lo cual, una vez que se tiene el diagnóstico, se deben prescribir tratamientos enfocados para aliviar cada uno de los síntomas, como son analgésicos, multivitamínicos y terapias específicas.