El show debe continuar: La historia de Barrilito

El show debe continuar: La historia de Barrilito

> Carencias, tropiezos y crisis de salud, no han logrado acabar con la alegría del payaso que se ha ganado un lugar especial en el entretenimiento de adultos y niños.
> Procedente de Veracruz, llegó a San Andrés para quedarse y marcar con su estilo la escena cómica urbana.
San Andrés Tuxtla Ver|
Por: Ángel Cortés|
Inicia el show, el payaso toma asiento posado frente a un espejo y comienza a maquillarse, se pone la nariz y poco a poco el personaje se va apoderando del hombre. Como si de un superhéroe se tratase, nadie debe reconocerlo. Su nombre es Hiram Lagunes Sánchez, pero a partir de entonces se convierte en su alter ego.
Con el maquillaje sobre el rostro, el hombre se va, con sus tristezas, sus amarguras, sus penas, sus decepciones y sus miedos. Entonces sólo queda el payaso, todo es alegría y felicidad, todo es risas y carcajadas.
10 de Mayo en la Macroplaza.
Cuenta que el hambre lo convirtió en payaso hace quince años, un 10 de mayo. Hiram Lagunes Sánchez vendía globos durante el show del payaso “Farolito” en la macroplaza del puerto de Veracruz. Aquel 10 de mayo de 2001, como siempre, Hiram asistió con la madre de su hijo a vender globos, pero “Farolito” nunca llegó a realizar su ya conocido espectáculo.
Hiram recuerda que sólo tenía treinta pesos ese día y había tenido que ocupar veinticinco para pagar el taxi que lo llevara a la macroplaza. Le había prometido a su entonces pareja comprarle un regalo y llevarla a cenar al terminar el show, pero parecía que eso no iba a ser posible.
Desesperanzada, la madre de su hijo, al ver que “Farolito” nunca llegó, le dijo –vámonos, Hiram, tengo hambre-; él, que sólo tenía una moneda de cinco pesos, a la cual, relata, le daba vueltas en el bolsillo, decidió entonces llevar a cabo la rutina de “Farolito”. Aquí es cuando nace nuestro personaje: “Barrilito Show”; obligado por la necesidad a debutar como payaso.
Después del primer show.
Al final de la noche, después de algunas rutinas de comedia, “Barril”, como se llamó primero, había acumulado mil ochocientos pesos, que lo dejaban en la comodidad de no tener que trabajar al día siguiente. Sin embargo, desde entonces y hasta la fecha, “Barrilito Show” no ha cesado en su plausible tarea de hacer reír a chicos y grandes.
Al principio fue “Barril”, un payaso que pesaba 98 kilos y que a raíz de depresiones y otras circunstancias se volvió “Barrilito”, cuando desarrolló una anemia que lo dejó en un peso alrededor de los 60 kilos.
Bautizado por su mamá.
En su memoria, guarda perfectamente el momento en que su personaje obtuvo nombre. Un día se acercó a un payaso y le preguntó dónde podía comprar el maquillaje, éste le cuestionó si quería ser o era payaso, a lo que Hiram contestó con determinación que quería serlo. Una vez más volvió a ser interrogado, esta vez acerca del nombre de su personaje.  En ese momento, acompañado por su madre, Hiram contestó –sí, soy Costalito-, a lo que ella, sin saber que acabaría por bautizarlo, contestó –tú pareces más un barril, un barril bien hecho.
Hiram Lagunes reconoce que su madre ha sido la única persona que lo ha apoyado al cien por ciento en su trayectoria como payaso, invirtiendo incluso más dinero en “Barrilito” que en su propio hijo. Sólo basta decirle que “Barrilito” necesita algo para que ella le diga a Hiram que se lo compre.
El payaso no es inculto.
Pareciera que el payaso es un personaje encarnado por hombres incultos y sin preparación, hombres que salen de casa a luchar con la pobreza, hombres tristes maquillados con caras felices que con tal de llevar el sustento familiar a casa deambulan por las calles tratando de hacer reír a la gente. Sin embargo, no siempre es así. “Barrilito” afirma que el gremio de los payasos es un sector preparado, él mismo es un ejemplo de ello. El hombre detrás de “Barrilito” también es maestro de danza.
“A veces piensan que el payaso es inculto y no. Sí hay compañeros que no tuvieron la dicha de tener una preparación o un estudio. Yo bendito Dios, mi madre me dijo –dedícate a lo que quieras, narcotraficante, asesino (bromea), pero primero me regalas una carrera- y la verdad te voy a ser honesto, a mí la escuela no se me da, pero encontré una escuela, una escuela de Bellas Artes de la señora Amalia Hernández, y estaba incorporada a la normal de maestros, ahí fue donde le dije –voy a estudiar danza-  y me dijo –ay, hijo, con tal de no estudiar”.
Danza y andanzas de Barrilito.
La danza, de la mano del ballet de Amalia Hernández, del que formó parte cinco años, lo llevó a conocer distintos países, como Belice, Ecuador, Perú, Brasil, Estados Unidos, España y Francia.
Ha pisado escenarios grandes, como el Auditorio Nacional o el World Trade Center de Veracruz. También ha participado en congresos, en el que ha obtenido distintas preseas, como un segundo lugar en la categoría de picardía y un tercer lugar en la categoría de camioneros, aunque no se dedica a ser payaso en los camiones, pues dice que, sin menospreciar a sus compañeros payasos, no le gusta.
Afirma que el día en que deje de dar risa y alguien se acerque a depositar una moneda por lástima, será ese el día en que colgará su nariz roja y sus zapatos de payaso, a pesar de que a “Barril”, su personaje, le moleste. Se siente feliz y orgulloso, pues sus hijos quieren ser payasos, y desea ver reflejado en ellos a “Barrilito”.
Un payaso sencillo.
“No vivo con riquezas, vivo bien, vivo cómodo, el payaso me da para vivir, como todos tenemos broncas, deudas, pero pues bendito Dios no nos deja, Barril nunca me ha dejado”, afirma Hiram, en su personaje de “Barrilito”.
Su vida de payaso aventurero, también ha tenido episodios tristes. Con voz firme, pero con una mirada desencajada, “Barrilito” cuenta sin pena haber sufrido problemas de adicciones durante mucho tiempo, los cuales le costó mucho superarlos. Las adicciones y las intensas jornadas de trabajo, muchas veces ocasionaron que no comiera a horas adecuadas, lo que le provocó anemia, como se mencionó anteriormente. Actualmente, Hiram afirma que pasa todo el día consumiendo alimentos, ya que pierde dos kilos de peso cada semana, por lo que debe recuperar otros cuatro.
Barrilito, el niño que habita en Hiram.
En sus propias palabras, Hiram es un hombre seco, frío y serio, que deja salir en “Barrilito” toda la picardía y alegría que lleva dentro. Para Hiram, “Barrilito” es la parte reprimida de su infancia. Asevera que a los 14 años abandonó el hogar para nunca volver, casi no ve a su madre y tampoco a sus hermanos.
Hiram Lagunes afirma que es muy raro encontrar a medios de comunicación que se interesen en dar espacios a artistas callejeros, como él, un artista callejero porque “trabajo en una calle,  en un parque, soy callejero porque comí y viví con niños de la calle, soy callejero porque me gusta andar de lugar en lugar visitando amigos”.
Al final, el show debe terminar, el payaso se posa una vez más frente al espejo, se quita la nariz roja y luego comienza a desmaquillarse. Así, se va el mundo de fantasía, de risas y carcajadas…  vuelve la realidad. Así, se va “Barrilito”, se va el payaso y regresa Hiram.
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