Embarazadas con óvulos donados cambian genética del bebé

Embarazadas con óvulos donados cambian genética del bebé

En el embarazo se produce un traspaso químico que hace que el bebé exprese o inhiba ciertos rasgos físicos o enfermedades.
Hace tiempo que se sospechaba que las mujeres que daban a luz un bebé gestado a partir de un óvulo donado interferían genéticamente en ese niño. Rasgos físicos y enfermedades presentes en la embarazada y también en ese menor hacían pensar que algo ocurría durante la vida uterina que todavía no estaba claro.
En los 90, el epidemiólogo inglés David Barker decía que “lo que sucede en el útero materno es más importante de lo que pasa tras el nacimiento”. Así explicaba por qué los niños que habían tenido restricción de crecimiento fetal y nacido con menos de dos kilos tenían más riesgo de morir de un ataque al corazón, independiente de la raza, la situación económica y educacional.
Ahora, un estudio realizado por la Fundación Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) confirma que antes de la implantación del embrión (hasta el quinto día tras la fecundación, aproximadamente), el blastocisto entra en contacto con el líquido que recubre el endometrio y en ese momento unas pequeñas moléculas de la madre, que contienen su material genético, actúan como modificadores de la expresión genética del feto. Es decir, se “comunica” con el material genético del ovocito fecundado durante su multiplicación celular haciendo que se expresen o inhiban funciones específicas de sus genes.
Los autores del estudio, Felipe Vilella y Carlos Simón, confirmaron la hipótesis de Barker. “El hallazgo muestra que hay un intercambio entre endometrio y embrión, lo que ya sospechábamos por la coincidencia de algunos rasgos físicos entre madres e hijos de ovodonación, así como por la incidencia de enfermedades en los niños relacionadas con patologías maternas durante la gestación, como obesidad o tabaquismo”, explica Vilella.
Carlos Troncoso, director de la Clínica IVI, dice que esta confirmación tiene connotaciones positivas y negativas. “Si identificamos este mecanismo, se podría modificar la información genética y evitar una expresión que pudiera dañar de adulto a ese niño”, dice. Agrega que esto tranquiliza a las mujeres que reciben óvulos y que sienten un “duelo” por perder su información genética. “Ahora sabemos que ese hijo tendrá algo de sus genes”.
 
 
 
La Tercera

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