En el olvido el gasolinazo, como se quería. Año de elecciones e incertidumbre general.

En el olvido el gasolinazo, como se quería. Año de elecciones e incertidumbre general.

A quince días que iniciara el 2017, en México se han suscitado muchas cosas que han cambiado de alguna manera la forma de ver la vida en el país, desde luego el gasolinazo fue factor preocupante desde antes que iniciara el año, pues muchas familias se abstuvieron de gastos superfluos al grado de que la Navidad pasó casi desapercibida para muchos.
Que decir de la celebración del fin de año, que tampoco tuvo el auge como en anteriores, tal vez porque existió la preocupación del alza indiscriminada de precios de productos, que si se está dando pero paulatinamente, lo que seguramente seguirá existiendo a pesar que el gobierno federal haga alusión a que vigilará que no se incrementen los precios excesivamente.
El problema radica en que mientras exista la corrupción, las personas podrán seguir incrementando los precios, pues cuando un inspector llegue a revisar y anticipe que aplicará una multa, seguramente el afectado ofrecerá como siempre una prebenda al inspector y asunto solucionado, hasta que los precios imperen y se tengan que ajustar a la alza.
En el mismo tema, el gasolinazo, trajo como consecuencia una serie de manifestaciones que desencadenaron una ola de saqueos, que enviados por el gobierno o no, hicieron que el clamor popular, se fuera desvirtuando hasta quedar en temas como saqueo y gasolinazo, pero este último en menor proporción, perdiendo en todo sentido su razón de ser.
El gobierno se ha ufanado en tratar de mostrar que el gasolinazo era necesario, porque las gasolinas estaban subsidiadas, haciendo hincapié en que siguen siendo las más baratas que en otros países, y tal vez tengan razón en relación al precio del combustible, lo que no quieren visualizar o no les conviene señalar, que en México el sueldo promedio de un trabajador, es mucho menor, al que percibe un trabajador de otro país con gasolina “cara”.
Pero lo más grave de esta situación, no es que el trabajador pague las consecuencias de las alzas indiscriminadas que seguramente seguirán ajustando en los próximos meses, sino el despilfarro que hace el gobierno con los recursos que recupera de los impuestos de los mexicanos y que derrocha a manos llenas, sin que nadie los limite, pues como son autoridad, se ajustan los sueldos de manera desproporcionada.
La desproporción entre lo que gana un empleado común y lo que ganan los políticos es abismal, pues mientras el salario mínimo para un promedio de treinta millones de personas que viven de esa cantidad es de 80 pesos por día, mientras que un funcionario es completamente exagerada, al grado de ganar millones de pesos solo porque tiene un cargo y eso lo respalda el Presidente al señalar que muy merecido el pago.
Realmente eso, más los gastos y autorizaciones que se hicieron de bonos, aguinaldo, pago a expresidentes y otras prestaciones que al publicarlas la población se siente como burlada, con la idea que al gobierno lo que le interesa es gastar y no apretarse realmente el cinturón, pues si fuera así, no tendría que recortar en programas sociales y si por el contrario hacerlo en sueldos y prestaciones.
A este año aún le falta mucho, pero hay que seguir tomando las medidas necesarias, pues la llegada de Donald Trump, también ha causado un serio pensar sobre qué pasará en zonas como los Tuxtlas, ya que muchos recursos aún siguen llegando desde los Estados Unidos, de migrantes que salieron de sus casas y envían recursos para salir adelante.

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