Raúl Arellano Aguilera aseguró que la orden de dejar pasar sin revisión a pasajeros de ciertos vuelos se extendía por un par de horas y solía coincidir con “vuelos que llegaban de Sudamérica u otros que partían hacia Estados Unidos o Europa”.
Raúl Arellano Aguilera, ex agente de la extinta Policía Federal, describió la forma en que comandantes de esa dependencia asignados en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) operaban para presuntamente dejar pasar cargamentos “con droga, dinero y armas” durante 2007.
La declaración del ex agente fue conocida en la audiencia de hoy en la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York, donde testigos como los narcotraficantes Sergio Villarreal Barragán, El Grande; Tirso Martínez, El Futbolista, y Óscar Nava Valencia, El Lobo, han testifica en el juicio contra Genaro García Luna, ex secretario de Seguridad Pública acusado de presuntos nexos con el crimen organizado.
“Nos daban una extraña orden por radio (…) ¡A partir de este momento por 45 todos en 35!», recordó Arellano aclarando que el primero número indicaba que “por orden superior” y el segundo era “estar pendientes”.
El ex agente, quien se dijo decepcionado de la corporación la cual abandonó en 2011, aseguró que la orden de dejar pasar sin revisión a pasajeros de ciertos vuelos se extendía por un par de horas y solía coincidir con “vuelos que llegaban de Sudamérica u otros que partían hacia Estados Unidos o Europa”.
Él observó que algunos compañeros suyos “ignoraban la orden y se desaparecían” durante el tiempo en que se ordenaba la inmovilidad y que ya luego regresaban “con la actitud de estar muy contentos”.
El ex policía federal Arellano Aguilera encontró otra irregularidad durante su paso como agente asignado en el AICM. Afirmó que el jefe Óscar Moreno Villatoro, director general de Aeropuertos de la Policía Federal, había trasladado su oficina al aeropuerto capitalino, en donde recibía visitas sobre todo de los directores de los aeropuertos de Tijuana, Baja California, Monterrey, Nuevo León, Guadalajara, Jalisco, Toluca, Estado de México y Cancún, Quintana Roo.
El testigo de este día aclaró que “el jefe Villatoro le reportaba a Ramón Pequeño García, al comisionado Facundo Rosas Rosas y al secretario Genaro García Luna”
En su testimonio de ayer, Óscar Nava Valencia destacó que el cártel de Sinaloa había ido acrecentando su control sobre las terminales aéreas coincidiendo por las citadas hoy por el ex agente Aguilera que, si acaso, omitió mencionar el aeropuerto de Acapulco, Guerrero, referido por El Lobo.
Las visitas de los directores de aeropuertos eran de dos a cuatro por mes y se volvieron aún más extrañas pues ellos “solían traer un maletín”.
Recordó que en 2007 “había llegado el encargado del Aeropuerto de Toluca. Cuando iba a entrar a la oficina del jefe Villatoro, un compañero salía de la misma y al pasar, chocaron y se le cayó maleta y cuando se abre traía dinero, dólares».
—¿Qué hizo el encargado del Aeropuerto de Toluca?, le preguntó la fiscal Marietou Doiuf.
—Rápidamente se agachó a recogerlos y corrió a la oficina del jefe Villatoro. Me sorprendió mucho”, dijo el ex policía federal, al explicar que no había un motivo para que una situación así ocurriera.
Mencionó los nombres del “Grupo Especial” como llamaban otros a quienes solían recibir beneficios, como el comandante Israel Espinoza, el segundo a bordo del aeropuerto; el oficial José Luis Martínez, el oficial Mario Nieto y el oficial Ballón, quienes solían llegar en autos de lujos y comprarse joyas.
—¿Usted con su sueldo de policía pudo comprarse un auto de lujo?- le preguntaron a Raúl Arellano.
—No, nunca.
—¿Los denunció en alguna ocasión?
—No tenía caso que lo hiciera, ya que los jefes estaban conscientes pues la orden (“¡A partir de este momento por 45 todos en 35”!) llegaba por radio desde la oficina de comando.
Con información de: Crónica de Xalapa