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La tiroides hace que estemos constantemente en funcionamiento. Pero cuando el sistema se desequilibra, las consecuencias se sienten en todo el cuerpo.
Situada en la parte delantera del cuello, la tiroides es una glándula con forma de mariposa cuya función principal es regular el ritmo del metabolismo. “Se asemeja al acelerador de un coche”, explica la doctora Ashley Grossman, profesora de endocrinología en la Universidad de Oxford. “Hace que estemos constantemente en funcionamiento”.
Pero cuando el sistema se desequilibra, las consecuencias se sienten en todo el cuerpo. Por razones desconocidas, las mujeres son entre cinco y ocho veces más propensas que los hombres a padecer trastornos tiroideos.
La mayoría de los casos no se pueden prevenir; sin embargo, una vez que se identifican son tratables.
El más común de estos trastornos, el hipotiroidismo (de la raíz griega hipo, “debajo”), aparece cuando la tiroides no produce hormonas suficientes para lograr que el metabolismo funcione a un buen ritmo; por lo general, esto se debe a que el sistema inmunitario ataca la glándula.
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Señales de alerta
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Cansancio
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Aumento de peso
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Depresión
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Estreñimiento.
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También sensibilidad al frío o resequedad en la piel y el pelo
Como los síntomas suelen desarrollarse gradualmente, y pueden confundirse con síntomas propios de la edad, el hipotiroidismo tarda en diagnosticarse.
Si las pruebas de sangre indican que el problema es una tiroides poco activa, es posible tratarlo con medicamentos. Será necesario revisar tus niveles hormonales con regularidad, pero te sentirás mejor.
A veces, en vez de ir más lenta, la tiroides se acelera; normalmente esto es provocado por la enfermedad de Graves, un trastorno autoinmune.
Los síntomas pueden incluir:
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Ansiedad
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Cambios de humor
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Ritmo cardiaco acelerado
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Problemas para dormir
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Aumento del apetito
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Sensibilidad al calor
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Pérdida de peso