Descubre las peores palabras y frases que puedes decir a tus hijos, por qué hacen tanto daño, y qué palabras constructivas puedes decir en su lugar.
¿Por qué las palabras duelen?
Todos hemos dicho las cosas erróneas alguna vez, dejando a nuestros hijos sintiéndose enojados, heridos, o confundidos. Las palabras pueden dañar eternamente, especialmente viniendo de padres que se supone que deben ser figuras seguras y de apoyo en la vida de sus hijos.
“El apoyo y la aprobación de los padres son esenciales para el bienestar de los niños”, dice Jill Whitney, LMFT, quién practica en Old Lyme, Connecticut y escribe blogs acerca de relaciones.
“Las palabras que utilizas pueden ser constructivas o destructivas para el sentimiento de sí mismos en el desarrollo de los niños. Si son negativos, pueden colorear negativamente nuestra auto imagen por décadas”.
“¡Apúrate!”
Tu hijo podría ser lento como melaza vistiéndose en la mañana cuando tratas de salir a la escuela o al trabajo. Presionarle para que se mueva solo lo pondrá más estresado y mientras que podría estar haciéndole sentir culpable por ir tarde, tus gritos no le van a motivar a mi ir más rápido.
En su lugar, busca maneras calmadas de acelerar las cosas, como convertir el salir de casa en un juego al hacer competencias para ver quien se puede vestir primero. “Al hacerlo un ‘evento de nosotros’, enseñaras a tu hijo la importancia de la colaboración”, dice Paul Hokemeyer, PhD, un psicoterapeuta clínico y consultante y autor del próximo libro Fragile Power: Why Having Everything is Never Enough.
“Déjame en paz”
Todos los padres necesitan tomar un descanso de vez en cuando. Aún así, no deberías decirle eso a tus hijos, o pensarán que los estás quitando del medio y que no tiene caso hablar contigo.
“A los niños les gusta ser reconocidos y escuchados; de hecho, les puede ayudar a reducir crisis y berrinches”, dice Jennifer Trachtenberg, MD, pediatra, la creadora de Pediatrician in Your Pocket, portavoz de la Academia Americana de Pediatras, y profesor asistente clínico de pediatras en Mount Sinai en New York.
“Responde en un modo que sea apropiado para su edad y dales tareas específicas para que hagan mientras te esperan” dice, “tengo que terminar una cosa. Necesito que juegues con tus cochecitos por unos minutos. Podemos jugar afuera en cuanto termine”.
“Solo asegúrate de cumplir después con lo que sea que hayas prometido hacer juntos después” dice la Dra. Trachtenberg. Algunos cumplidos también pueden ser hirientes para los niños.
“¿Por qué no puedes ser más como tu hermana?”
Es natural comparar a tus hijos, pero no deberías dejar que tus hijos te escuchen hacerlo. Cuando preguntas a tus hijos “por qué no son más como su hermano”, promueves una competencia no saludable y los niños podrían sentir que no son lo suficientemente buenos.
Estás implicando que deseas que tu hijo fuera alguien más cuando lo comparas con su hermano. Además, las comparaciones no suelen cambiar el comportamiento, dice la Dra. Trachtenberg. Solo estarías presionando a un niño a hacer algo que no quiere hacer o para lo que no está listo, restándole importancia a su autoestima.
En vez de eso, alienta e inspira a tu hijo sobre lo que puede hacer y halágalo cuando haga algo bien, como, “gracias por decirme que tenías que ir al baño” o “Wow, te cerraste el cierre del abrigo tú solo”. “Cada niño es un individuo con sus propias fuerzas y debilidades”, dice la Dra. Trachtenberg.
“El refuerzo positivo es una herramienta poderosa para formar comportamientos deseados. Recuerda animar y halagar al niño por las acciones en las que tienen éxito en vez de señalar lo que no pueden hacer”.
“Déjame ayudar”
Es natural querer echar una mano a tu hijo cuando esté terminando un rompecabezas o construyendo una torre; después de todo, no quieres ver a tu hijo tener dificultades. Pero si te metes muy pronto, puedes socavar su independencia.
“Permite que tu hijo complete un proyecto para construir su autoestima y competencia medular”, dice Fran Walfish, PsyD (aka Dr. Fran), un psicoterapeuta de niños, parejas, y familiar, en prácticas privadas en Beverly Hills y autor de The Self-Aware Parent: Resolving Conflict and Building a Better Bond with Your Child.
“Cada desilusión es una oportunidad de oro para que tu hijo desarrolle su frustración y construya habilidades para afrontar los altos y bajos diarios inevitables de la vida”.
Ayudarles constantemente los previene de obtener la satisfacción de aprender a hacerlo por ellos mismos y les enseña a siempre buscar a otros para tener respuestas. En vez de eso, espera a que te pidan ayuda antes. Después, hazle preguntas para ayudarle a resolver el problema. “¿La pieza grande debería ir aquí? ¿Por qué? Intenta hacerlo tú mismo”.
“Estoy a dieta”
Si estás cuidando tu peso, mantenlo para ti mismo; hablar de esta manera sobre la apariencia física puede derivar a tu hijo a desarrollar una imagen corporal que no sea saludable. Si ven que estás teniendo problemas con tu aspecto, podrían sentir que ellos también necesitan verse de una manera en concreto.
“Obsesionarse sobre tu peso o apariencia no está dando un mensaje positivo”, dice Elizabeth Berger, MD, una psiquiatra infantil y autora de Raising Kids with Character.
“Los niños necesitan sentir que sus padres tienen sus propias vidas bajo control” En vez de eso, di “estoy comiendo saludable porque me gusta como me hace sentir”.
“No llores”
Cuando le dices a un niño que está bien mientras esté llorando por una rodilla raspada, estás invalidando y descontando sus sentimientos. Los niños pensarán que tiene que deshacerse de sus emociones y eso puede llevar a salidas más explosivas.
El Dr. Walfish sugiere que en su lugar digas, “te lastimaste y te asustaste. Está bien decir ¡ouch! ¡eso duele! Mamá ve que estás asustado y que te duele, y estoy justo aquí contigo”. O dale un abrazo, reconociendo y verbalizando sus sentimientos. “Esa caída dio miedo”. Eso puede ayudarle a encontrar las palabras para expresarlo por si mismo.
“Esto es lo que llamo narración empática”, dice el Dr. Walfish. “Este estilo de sintonización compasiva hacia los sentimientos de tu hijo le harán sentirse bien visto, reconocido, validado, y aceptado—con todo y fallos. La narración sintonizada también enseña a tu hijo a ser una persona amable y empática para otros”.
“Yo podía hacer eso a tu edad”
Todos los niños se desarrollan en ritmos diferentes. Así que esperar que tu hijo aprenda a andar en bicicleta de dos ruedas a los siete años como tú hiciste solo lo hará sentir que te ha decepcionado.
“Los padres están bajo mucha presión para asegurarse de que sus hijos logren una larga lista de expectativa, y una parte de esta ansiedad tiende a ser pasada a los niños”, dice la Dra. Berger. Aún así, como padre debes apreciar los esfuerzos de tus hijos, sin importar cuáles son.
“Una actitud calmada hacia el ‘éxito’ ayuda a los niños a superar su propio sentido de vergüenza cuando no ha llegado a sus propias—y sociales—expectativas”, dice la Dra. Berger. Puedes decir, “Wow, puedo ver que estás haciendo mucho progreso; ¡manténlo así!” O “No te preocupes —vas a conseguirlo”.