En algunas familias acostumbran servirles café a sus hijos, algunas otras se lo dan combinado con leche, pero ¿puede el café retrasar el crecimiento?
Consumido por parte de la población adulta, no habría prácticamente ningún problema. Sin embargo, según un estudio llevado a cabo en el año 2015 por el Boston Medical Center, el 15 por ciento de los niños pequeños consumen el equivalente a media taza de café diaria, una cantidad nada insignificante para un niño de esa edad, y tamaño.
¿Es verdaderamente el café una bebida segura para los niños?
Los niños pequeños suelen tener más probabilidades de ver a sus padres tomar café en casa, por lo que desean ser “como mamá” o “como papá”, y tomar su taza de café por la mañana. Evidentemente, los niños más pequeños aprenden sobre el mundo que les rodea a partir de lo que ven en casa cada día, de manera que tiene bastante sentido que puedan sentir curiosidad por el café cuando éste es, en realidad, un hábito diario en la vida de sus padres.
Hay que tener cuidado ya que la cafeína es un poderoso estimulante del sistema nervioso central.
En exceso (y es imposible medir la dosis ingerida, menos en pediatría) causa insomnio, excitación psicomotriz, ansiedad y, en casos extremos, convulsiones.
Ángela Nakab, especialista en pediatría y adolescencia, coincide: “Al ser un estimulante, su consumo puede acelerar el ritmo cardíaco y, en grandes cantidades, puede provocar dolor de estómago o gastritis, así que en general no se aconseja en los primeros años, y cuando se les da a los chicos, debe ser en cantidades mínimas”.
No hay ningún estudio que demuestre que esta bebida retrase el crecimiento, pero Héctor Pedicino, pediatra de la Sociedad Argentina de Pediatra, advierte que los recaudos a tomar no solo engloban al café: “La cafeína no está presente solo en esta bebida, sino en muchas otras, como los refrescos cola (bebidas gaseosas), que en niños también deberían limitarse”, subraya.