Tal como lo venían adelantando analistas políticos locales, el Cónsul de México en Barcelona, Fidel Herrera Beltrán, exgobernador de Veracruz y experto en cuestiones electorales, se pone al frente del equipo priista para coordinar las acciones que ese partido emprenderá, en una especie de relanzamiento de las campañas a diputados locales y Gobernador del Estado, en momentos en que era necesaria su presencia para poner orden entre grupos antagónicos al interior del PRI que no lograban llegar a acuerdos y estaban poniendo en serio riesgo el triunfo de la mayoría de posiciones a diputados locales y del mismo candidato a gobernador Héctor Yunes Landa. El arribo de Fidel Herrera a Veracruz, quien despachará en sus oficinas de la Torre Platino, quinto piso, despertó el ánimo de la clase priista, sobre todo los del grupo de la fidelidad a los que se había excluido, por nocivos de esta jornada en busca del voto ciudadano. Fidel Herrera repite la acción de la pasada elección a diputados federales cuando a media campaña vino, tumbó al joven Pazos y puso en su lugar a Carolina Gudiño Corro, su consentida, creyendo que con ella ganaría: la tremenda felpa que los panistas le propinaron fue de tres a uno.
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