Hay alerta en Torreón por una crisis de hepatitis, el virus tipo A aumentó 650%

Hay alerta en Torreón por una crisis de hepatitis, el virus tipo A aumentó 650%

En el caso de la hepatitis B, hubo un incremento del 175 por ciento con respecto al 2023

La ciudad de Torreón enfrentó una crisis sanitaria sin precedentes debido al incremento notable en los casos de hepatitis durante 2024. Hasta el 15 de noviembre, las cifras preliminares proporcionadas por la Secretaría de Salud de Coahuila (SSC) revelaron un total de mil 304 casos de hepatitis vírica A, que representó un aumento del 650 por ciento respecto al año anterior, cuando se notificaron 174 casos.

Esta situación pone en evidencia un serio problema de salud pública que afecta al momento a 715 hombres y 589 mujeres. En cuanto a la incidencia de hepatitis vírica B, una tendencia similar se observa, toda vez que en 2023 se registraron cuatro casos, mientras que hacia finales del presente año la prevalencia alcanza un total de 11, significando así un incremento de 175 por ciento. En este sentido, la afectación se ha concentrado en cinco personas del sexo masculino y seis del sexo femenino.

Mediante un ejercicio de acceso a información pública, solicitada vía Plataforma Nacional de Transparencia y emitida por la SSC, el registro histórico de casos en Torreón entre 2019 y 2022 mostraba una incidencia controlada: 25 casos en 2019; 12 en 2020; 6 en 2021 y 33 en 2022. Sin embargo, para 2023, los casos se dispararon a 174, marcando el inicio de una preocupante tendencia al alza. Este dramático incremento alcanzó su punto crítico en 2024, cuando los enfermos superaron los mil, evidenciando la magnitud del problema.

Con respecto a la misma secuencia en la línea de tiempo, los casos de hepatitis B muestran la siguiente evolución: en 2019, 2; 2020, 1; 2021, 4; 2022, 3; 2023, 4 y 2024, 11. En relación al número de solicitud 050098800039624, la entrega de los datos quedó asentada por el área de Epidemiología, a través de un oficio de respuesta fechado el pasado viernes 29 de noviembre con el folio UTSS-SI/379/2024 .

La hepatitis, tanto A como B, puede presentarse de manera asintomática en un porcentaje significativo de casos. Sin embargo, cuando los síntomas se manifiestan, incluyen los siguientes:

  • Cansancio extremo.
  • Fiebre.
  • Dolores musculares.
  • Molestias gastrointestinales como náuseas y diarrea.

Los casos más avanzados pueden mostrar signos característicos como ictericia (coloración amarilla de la piel y mucosas), orina oscura y heces blanquecinas. En pacientes con enfermedad avanzada, también puede haber acumulación de líquido en el abdomen o las piernas, junto con pérdida de concentración y fatiga crónica.

La hepatitis A se transmite principalmente a través de agua y alimentos contaminados. Este virus se elimina por las heces de personas infectadas, lo que incrementa el riesgo en zonas con condiciones higiénicas deficientes.

Por otro lado, la hepatitis tipo B tiene métodos de transmisión más variados, incluyendo el contacto con sangre, saliva, semen y secreciones vaginales. Entre las vías más comunes están las relaciones sexuales no protegidas, el uso compartido de agujas contaminadas y la transmisión de madre a hijo durante el parto o después de él.

El aumento en los casos de hepatitis en Torreón parece estar vinculado a la desigualdad en el acceso a servicios básicos como agua potable y saneamiento. Las zonas más afectadas, según las primeras investigaciones, son las del sur y suroriente de la ciudad. Estas áreas, caracterizadas por condiciones socioeconómicas vulnerables, también han sido epicentro de otros problemas de salud como el dengue, que este año también registró un incremento notable.

La carga que este brote representa para el sistema de salud es considerable. La atención a los pacientes infectados requiere no solo recursos médicos, sino también campañas de prevención y educación dirigidas a la población. La hepatitis, aunque prevenible en muchos casos, puede llevar a complicaciones graves como cirrosis y cáncer hepático si no se trata adecuadamente.

La Secretaría de Salud de Coahuila ha reconocido la gravedad de la situación y anunciado medidas para contener el brote. Entre las acciones inmediatas están la distribución de vacunas contra la hepatitis A y B, la implementación de controles sanitarios más estrictos y la realización de campañas de concienciación sobre la importancia del saneamiento y la higiene personal.

En un esfuerzo conjunto entre el sector salud, las escuelas y las organizaciones comunitarias, se han lanzado programas educativos dirigidos a niños y adultos para informar sobre las medidas preventivas contra la hepatitis. Estas incluyen el lavado adecuado de manos, el consumo de agua potable y la correcta manipulación de alimentos. Además, se está trabajando para garantizar el acceso a servicios de salud en las áreas más afectadas.

El aumento de casos en 2024 ha llevado a la comunidad médica y académica a indagar más profundamente en las causas subyacentes del brote. Entre las hipótesis principales están los cambios en el acceso al agua potable, el manejo inadecuado de residuos y la falta de infraestructura en algunas zonas de la ciudad. Estas investigaciones son esenciales para implementar soluciones a largo plazo que reduzcan la incidencia de enfermedades transmitidas por agua y alimentos.

Aunque la hepatitis ha sido un problema recurrente en regiones con limitaciones sanitarias, el caso de Torreón resalta debido a la velocidad y magnitud del incremento. Esta situación obliga a las autoridades y a la sociedad a reflexionar sobre la importancia de fortalecer las políticas públicas de salud, enfocándose no solo en la atención inmediata, sino también en la prevención.

Casos similares en otras partes del mundo han demostrado que una respuesta rápida y coordinada puede ser efectiva para contener brotes de hepatitis. Países que enfrentaron crisis similares implementaron con éxito estrategias de vacunación masiva, mejoraron la infraestructura sanitaria y desarrollaron campañas de educación pública. Estas experiencias pueden servir como modelo para Torreón en su esfuerzo por combatir la hepatitis.

La prevención es la herramienta más efectiva para controlar la hepatitis. Esto incluye garantizar el acceso universal a agua potable, mejorar la infraestructura de saneamiento y promover hábitos de higiene. Además, la vacunación contra la hepatitis A y B debe ser prioritaria, especialmente en las zonas más vulnerables de la ciudad.

La crisis de hepatitis en Torreón no es solo un problema de salud pública, sino un reflejo de desigualdades estructurales que requieren atención urgente. Es crucial que tanto las autoridades como la ciudadanía trabajen de manera conjunta para abordar las causas subyacentes y garantizar un entorno más saludable para todos. El seguimiento a esta situación continuará siendo prioritario para entender completamente el impacto del brote y garantizar que las lecciones aprendidas conduzcan a un futuro más saludable para todos los habitantes de Torreón.

Con información de: El Heraldo de México

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