Lolita no ha podido sumergirse en 50 años, ya que su tanque es apenas más grande que su cuerpo. Al volver, podría escuchar los llamados de otras orcas
La orca Lolita, que ha vivido más de medio siglo en un tanque del acuario de Miami, finalmente volverá a sus aguas natales en Washington.
El Miami Seaquarium, ahora bajo la dirección de The Dolphin Company, anunció un acuerdo con Friends of Lolita para llevar a Lolita, también conocida como Tokitae, de regreso a Puget Sound. ¡Y todo esto gracias al filántropo y dueño de los Indianapolis Colts de la NFL, Jim Irsay!
Eduardo Albor, CEO de The Dolphin Company, afirmó que siempre se ha comprometido a priorizar el bienestar animal, y encontrar un futuro mejor para Lolita es uno de los motivos para adquirir el Miami Seaquarium.
Aunque los planes finales aún se están ajustando, esperan que la reubicación sea posible en los próximos 18 a 24 meses. Lolita ha estado recibiendo atención veterinaria 24/7, y su energía, apetito y actividades diarias se estabilizan.
La tribu Lummi, que considera a Lolita como su pariente, celebró la noticia y dijo que la orca representa la resiliencia y fuerza de los pueblos nativos y su necesidad de sanación.
Aunque no se liberará completamente a Lolita, sí regresará a sus aguas natales. Howard Garrett, de la Orca Network, está emocionado por su regreso y espera que la orca pueda ser llevada a una cala cerrada en Puget Sound donde pueda interactuar con otros miembros de la comunidad.
Garrett destacó que Lolita no ha podido sumergirse en 50 años, ya que su tanque es apenas más grande que su cuerpo. Al volver, podría escuchar los llamados de otras orcas residentes del sur, que pueden viajar 10 o 20 millas en línea recta.
Las orcas, también conocidas como «ballenas asesinas», son mamíferos marinos altamente inteligentes y sociales, que en su hábitat natural pueden llegar a recorrer hasta 160 kilómetros al día. Sin embargo, la vida en cautiverio para estas majestuosas criaturas es un mundo completamente diferente y suele tener un impacto negativo en su bienestar físico y mental.
En un acuario o parque marino, las orcas son confinadas en espacios reducidos, lo que limita severamente su capacidad para nadar, explorar y socializar. Estos tanques, a menudo de escasos metros de profundidad, no solo impiden que las orcas se sumerjan y naden largas distancias, sino que también las exponen a un ambiente monótono y artificial.
Además, las orcas en cautiverio son separadas de sus grupos familiares y sociales naturales, lo cual es especialmente problemático, ya que en la naturaleza viven en grupos llamados «pods», donde mantienen vínculos familiares y sociales muy estrechos a lo largo de sus vidas. La falta de socialización adecuada puede generar estrés y frustración en estos animales.
Otro aspecto preocupante es la alimentación. En su entorno natural, las orcas tienen una dieta variada que incluye peces, calamares y mamíferos marinos. En cautiverio, se les proporciona una dieta limitada y poco estimulante, lo que puede llevar a problemas de salud a largo plazo.
Además, el estrés constante al que están sometidas las orcas en cautiverio puede debilitar su sistema inmunológico y hacerlas más vulnerables a enfermedades. También es común ver a orcas en cautiverio con aletas dorsales colapsadas, una condición rara en su hábitat natural y que se atribuye a la falta de ejercicio y a la gravedad.
Finalmente, las orcas en cautiverio suelen ser sometidas a entrenamientos y actuaciones forzadas, lo que puede generar aún más estrés y ansiedad.
Las probabilidades de adaptación de Lolita a su nuevo entorno en el Puget Sound dependerán de varios factores, incluyendo su salud, su capacidad para aprender comportamientos naturales y la forma en que se lleve a cabo el proceso de reintroducción. Dado que ha estado en cautiverio durante más de 50 años, es probable que Lolita necesite un período de transición y adaptación considerable.
Inicialmente, Lolita será trasladada a un santuario marino, donde se le proporcionará un entorno más natural que el tanque del acuario en el que ha vivido hasta ahora. Aquí, podrá experimentar un mayor espacio para nadar, sumergirse y explorar, lo que podría mejorar su bienestar físico y mental.
En cuanto a la socialización, aunque Lolita podrá escuchar a otras orcas y posiblemente interactuar con miembros de su pod de origen, es difícil predecir cómo se desarrollarán estas interacciones y si será aceptada por el grupo. La reintegración social puede ser un desafío, especialmente teniendo en cuenta que Lolita ha estado separada de su familia durante décadas.
La adaptación a una nueva dieta y a la caza de sus propias presas también podría ser un reto para Lolita, ya que ha estado acostumbrada a recibir alimentos de sus cuidadores en el acuario. Durante el proceso de adaptación, es probable que los expertos monitoreen su alimentación y la ayuden en caso de ser necesario.
En general, aunque la adaptación de Lolita a su nuevo entorno puede ser un desafío debido a su larga vida en cautiverio, el proceso será llevado a cabo por profesionales experimentados y se tomarán todas las precauciones necesarias para garantizar su bienestar.
Con el tiempo y el apoyo adecuado, Lolita podría tener la oportunidad de adaptarse y experimentar una vida más cercana a la que tendría en su hábitat natural. Sin embargo, es importante tener en cuenta que su edad y su lapso en cautiverio pueden limitar sus posibilidades de adaptación total.
Con información de: Excelsior