La tierra se está curando

La tierra se está curando

Observatorio en Línea
Por Estela Baxin Ventura
San Andrés Tuxtla

 

El imprevisible coronavirus se ha convertido en la significativa mejoría de la tierra, misma que ya gritaba por una tregua, alivio y respiro. Hoy en el marco del día internacional de la Madre Tierra; Erika Navarro Téllez, educadora ambientalista de “Casa de piedra” en San Andrés Tuxtla, quien recientemente ha tomado cursos y talleres sobre agricultura orgánica, opina al respecto: “Estamos viviendo una situación que jamás nos habíamos imaginado podía suceder, la vida nos hizo parar. Y aunque en estos momentos, cada familia, cada persona tenemos nuestro propio drama e historia, esta es sin duda alguna, una gran oportunidad para la humanidad”.
Navarro Téllez apuntó, “Desde hace un tiempo hemos venido escuchando que teníamos que detenernos, que íbamos demasiado rápido, avanzando sin rumbo y acabando con los recursos naturales y ahora es ella, la Madre Tierra quien nos está dando una enorme lección. Nos damos cuenta que cada ecosistema funciona por si mismo y en perfecta armonía”.

Cada partícula por pequeña que sea, hace su trabajo y con ello pone su granito de arena, para mantener el equilibrio de su entorno y nosotros como seres humanos, hemos podido entender que nuestro existir depende de ese equilibrio de ecosistemas y ahora esta pandemia, nos mantiene quietos, observando como nuestra intervención no hace falta para que estos ecosistemas se restauren por si solos y en poco tiempo, la naturaleza es perfección. Sin duda alguna es un gran mensaje que ojalá podamos descifrar, la Madre Tierra no necesita de nosotros, nosotros si de ella, añadió la ambientalista.

La entrevistada subrayó que la tierra estaba padeciendo nuestro actuar, la esencia de ella es dar en abundancia, pero nuestra manera de pedirle no ha sido la adecuada. Ahora en estas circunstancias en que nos podemos dar cuenta de lo vulnerable que somos. Nos hemos deshumanizado, íbamos tan a prisa con nuestro ego, satisfaciendo nuestras necesidades, pasando por encima de otros. Por lo que dijo:” Tenemos que hacer un trabajo hacia nuestro interior, hacernos unas cuantas preguntas sobre nuestro actuar y trabajar en consecuencia”.

Enfatizó, “Después de la industrialización todo ha pasado tan rápido que ni siquiera nos dimos cuenta de cómo es que llegamos hasta éste punto, el mundo de los combustibles y los fósiles nos invadió increíblemente y pensando que todo era parte del progreso y la civilización, pues no percibimos el daño tan grande que se estaba gestando aún cuando desde los años 60’s muchos científicos e intelectuales, personas visionarias hablaban de las consecuencias de un modelo económico e insostenible en el que hemos vivido”.

Señaló que nos hemos creído la historia de “entre más tienes más vales” y a pesar de que lo sabemos, nuestro ego nos ha impedido ser conscientes de la pérdida de grandes selvas, bosques y mares, del daño que estamos causando con la contaminación y que nosotros mismo provocamos. Sin duda este alto, era necesario.
Reafirmó, “Ahora desde nuestro confinamiento, hemos de pensar al respecto: ¿Ha valido la pena todo esto?, ¿Somos una sociedad feliz, sana que coexiste en equilibrio y en paz?. Somos seres increíbles, creativos, la mayoría somos buenas personas y hemos de encontrar la manera de salir adelante con fuerza, energía y actitud. Cuando le damos vida y amor a nuestra Madre Tierra, ella nos lo devuelve en abundancia”.
Después, cuando podamos salir de la cuarentena, hay mucho trabajo qué hacer.

 

Existen organizaciones que están haciendo un trabajo extraordinario para cuidar y rescatar los ecosistemas, es hora de entender que todos debemos trabajar y contribuir desde el lugar donde estemos.

Podemos aprovechar este tiempo de calma y preguntarnos, ¿qué es lo que realmente es necesario para vivir?, ¿de qué podemos prescindir y de qué no?, y en ese sentido trabajar, por ejemplo, en la obtención de nuestros alimentos, revalorar la importancia de nuestra propia comida, criando y sembrando en terrazas, azoteas jardines, cambiar el uso que le damos a nuestra tierra por una gestión más orgánica sustentable.

Asimismo, dijo “tal vez no es fácil esto que planteo, pero sino se piensa en alternativas alimenticias podríamos lamentarlo, en este preciso momento ya lo estamos viviendo, desde mi humilde opinión necesitamos voluntad para hacer las cosas”.

“Desde mi punto de vista muy particular considero que podemos llevar un modelo de vida más austero en la que nuestra huella ecológica la podamos mantener lo más baja posible, pensar más local y menos global: practicar, promover la empatía y el amor por todo lo que nos rodea, trabajar en aras de nuestro bienestar físico, mental y espiritual, con una participación real de niños y jóvenes en actividades que reconecten con la naturaleza y hacer lo que esté en nuestras manos para regenerar nuestro hogar que es el planeta tierra, somos creativos y resilentes, somos capaces de reaprender”. Concluyó la entrevistada Erika Navarro Téllez, educadora ambiental de “Casa de Piedra” en San Andrés Tuxtla.

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